De Berane a Skopje. La Ruta del Adriático. 12

Kosovo, ese país que España no reconoce y sigue sigue sonando a guerra cercana. Donde tu seguro no cubre tu vehículo y donde mejor no te sellen el pasaporte si piensas entrar en Serbia… Mola, no?

Salimos de Berane, aún en Montenegro con escasos 17ºC. Comenzamos a subiré el puerto de montaña que nos llevaría hasta los 1700 metros de altitud mientras ardillas y corzos se nos van cruzando por la carretera. De pronto, el control de pasaportes montenegrino. Y unos cuantos kilómetros más allá, la frontera con Kosovo. Si eres avispado te darás cuenta del pequeño chiringuito que hay antes, donde te harán un seguro para la moto por 10 euros. Y luego… retorno al pasado.

Porque Kosovo es retoceder 40 años atrás, como pasa con Albania (aunque cada vez menos). Coches sin matrícula, conductores sin cinturón, motoristas sin casco… Bodas formando caravanas de coches engalanados y con banderas albano-kosovares y pitando como si no hubiera un mañana. Caos circulatorio, muchos coches con matrículas alemanas, austríacas o suecas. Y no cualquier coche. Audi A6, Mercedes AMG, Mustangs… Todos de alta gama circulando con unas normas de circulación particulares… Especial cuanto menos.

Las primeras paradas son en la iglesia ortodoxa serbia de Pejan y en el Monasterio de Visoki Dechani. Como era de esperar, unos interiores profusamente decorados al más puro estilo ortodoxo. Pero por fuera… fuerzas de la KFOR, con su vehículo militar y con necesidad de enseñar los DNI para entrar. Es una pena que se tenga que utilizar fuerza bruta militar para proteger la cultura… pero el mundo es así.

Luego, y tras una laaaaarga y agónica entrada en Pristina, llegamos a la Biblioteca Nacional de Kosovo. Me hizo gracia que digan que es el edificio más feo de todo Kosovo. Una fusión de ideas albano-kosovares y serbias, en lo que fue un intento de la antigua Yugoslavia de unificar pueblos. El resultado bien lo puedes valorar tú. A mi, personalmente, me gusta.

Y tras la lluvia vespertina de costumbre, y tras una laaaarga cola en la frontera, entramos en Macedonia. Esta noche la pasaremos en Skopje. Su centro, megalómano. Grandes banderas macedonias, enormes estatuas ecuestres y no ecuestres, edificios gigantescos de dudoso gusto neoclásico… Y finalmente, un agradable paseo por el antiguo bazar, que nos recuerda su pasado otomano.

En definitiva, un día de contrastes, que es lo que en general buscamos en nuestros viajes. Por lo tanto, objetivo cumplido. Buenas noches.

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