Una ruta por… El Levante

 

De eso que quieres marcarte una ruta por el Cantábrico hasta Asturias y resulta que dan lluvias. Este fin de semana podíamos salir el mismo viernes por la tarde, así que era el momento adecuado. Pero tampoco apetece pasarse el fin de semana a remojo. Así que cambiamos planes buscando el buen tiempo y decidimos repetir por el Levante, volviendo a Valencia como hace unas pocas semanas, pero esta vez del tirón el viernes, para comenzar el Sábado por toda la costa hasta Alicante.

Desayunamos en un bar de Paterna de dudosa reputación, donde el personal únicamente tenía carajillos y coñac como consumiciones básicas, mientras nosotros desentonamos con nuestras tostadas y café con leche. Escuchamos conversaciones de todo tipo sobre los temas menos interesantes, y opiniones bañadas en alcohol que daban una mezcla de risa y pena…

Enfilamos la carretera de la costa por el Saler y la Albufera, con algo más tráfico de lo deseable, aunque estábamos preparados para eso. La primera parada, el castillo de Cullera, con unas subidas brutales en las que unos cuantos ciclistas dejaban el hígado. Desde arriba, unas espectaculares vistas de la ciudad hacían que valiera la pena el esfuerzo (el de ellos, que nosotros y nuestras Ducati subimos a golpe de gas como señores).

La siguiente parada fue quizá lo mejor del fin de semana. La Valldigna y su Monasterio de Sta. María de la Valldigna. Tras entrar en sus jardines, te encuentras con las ruinas que en realidad la hacen mucho más fotogénica. Lo primero que haces es entrar a su iglesia restaurada, con sus impresionantes frescos de su techo. Y después paseas por las ruinosas dependencias que aún conservan arcos, columnas y nervaduras. Espectacular. Merecen 3 estrellas (que por otro lado es mi máximo).

Salimos de la Valldigna por la CV-675 hacia Gandía. Parad en el Mirador de la Visteta, para darle un último vistazo al valle desde arriba. Luego nos movimos por zonas mucho más turísticas, como Dènia, donde comimos a pie de puerto, Jávea donde admiramos alguna de sus calas desde miradores de urbanizaciones privadas, o el Cabo de la Nao y su Mediterráneo de azul océano.

Tras un paso por un mirador (también en una zona privada) en todo lo alto de Benidorm, casi atropellar a dos o tres guiris algo bebidos en la decadente ciudad de los rascacielos playeros (al parecer este ha sido un fin de semana marcado por el alcohol…) y visitar las casas de colores de Villajoyosa (ni una estrella le pongo), seguimos hasta Elche. Muchísimos problemas para aparcar las motos, pero finalmente pudimos ver su Basílica de Santa María (prescindible) y su Palmeral (desde fuera). Y como ya era tarde, autovía hasta Almansa, sin las paradas previstas (pero ya realizadas en otros viajes) de Novelda y Villena.

Al día siguiente, tras cenar en el Bar Rey de Almansa y disfrutar de la vista de su castillo, nos dirigimos a Jarafuel. No por otra cosa, sino porque sabía que allí existía una Plaza Morchón. Y como tira el apellido, y quedaba cerca,… allí que fuimos. Callejear fue muy agradable, y descubrí que no solamente había una calle, sino una plaza, una plazuela y una subida. Ahora falta saber el por qué de ese nombre, pero me atrevo a pensar que no es por el apellido sino por algún tipo de accidente geográfico. Tengo que investigarlo más.

Pasando por Cofrentes y sus carreteras plagadas de moteros con mono de piel y rascadores, fuimos al Embalse del Molinar, espectacular y en el que las circunstancias quisieron que no haya imágenes. La bajada hasta la presa es simplemente sublime para la vista. Y la subida por el lado contrario, con varios kilómetros de pista, fue emocionante al estrenar nuestras Multistrada por primera vez en este elemento. Muy fácil recorrido, eso sí.

Buscando una gasolinera la ruta nos llevó a Alcalá de Júcar, que admiramos desde uno de los miradores en el que no habíamos estado en los dos viajes anteriores por la zona. No hay dos sin tres, que dicen. Comida en Minglanilla a base de raciones, y seguimos la N-330 hasta Teruel, donde autovía mediante, alcanzamos finalmente Zaragoza.

Un fin de semana de Junio con algo de calor, algo de tráfico, pocas piedras pero muy interesantes, y algunas vistas. En definitiva, completo para haber sido una ruta alternativa, sustituta de la original y preparada en el último momento. Como siempre, tenéis las rutas del GPS en estos enlaces de Wikiloc:

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