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NK10. Skarsvåg-Løkvoll. Fiordos!!

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Vamos a ver, señores noruegos: bastante lío tenemos en ir a Nordkapp a ritmo de 125 en 24 días, como para que encima a ustedes les de por montar una vuelta ciclista justo cuando tenemos que salir de Nordkapp. Gracias a Jose Mijares, del Artico Ice Bar en Honningsvåg, pude saber los horarios de cierre de la carretera que llega a Nordkapp. Haciendo cálculos y casi algunas derivadas e integrales logré el número deseado: 06.45. O sea, que tocaban diana a las 7 menos cuarto para poder llegar a Skaidi antes de las 11, hora en la que cerraban esa carretera. 150 kilómetros. No había tiempo que perder.

Había amanecido pronto, a eso de las 2 de la mañana. De hecho no había dejado de clarear toda la noche. Señores noruegos, nuevamente: está muy bien que amen la luz del sol porque no la ven durante 6 meses al año. Pero no cuesta nada poner unas cortinas más gordas en las ventanas. Que es un consejo, ¿eh? Que  si no les va bien lo dejen así, que yo no soy quién para cambiarles ahora las costumbres. Fuera seguía lloviznando, y la niebla estaba bien presente. Arrancamos y recorrimos sin parar y en un pis pas de dos horas y media todo el camino a la inversa (Skarsvåg-Honningsvåg-Olderfjord) y luego la mítica carretera hacia Alta. En Skaidi, donde ya no cortaban la carretera, tocaba parar a desayunar. Una hamburguesa casera tal que la del McDonalds. Porque sí, porque nos apetecía… y porque no entendíamos otra cosa de la carta en noruego, que hamburguer se escribía igual.

Y desde allí a la mítica carretera de Alta. La que tantos quebraderos de cabeza nos dio a los de la Expedición Aurora Borealis hace dos inviernos, parados con las motos en la barrera. Hoy, esa barrera estaba abierta, mira tu por donde. Debe ser porque no había ni pizca de nieve. Afortunadamente, claro.

Y seguimos, y seguimos. Y como en un tiovivo, vamos viendo siempre las mismas caras en las paradas que hacemos. El largo, un italiano altísimo con una GTL1600. Los pringaos, con una Guzzi California repleta de macutos por todos lados, y el cabreado, otro italiano con cara de pocos amigos. Cuando uno paraba, el resto le pasábamos, y cuando éramos nosotros los que parábamos, el resto adelantaba. Incluso en alguna parada coincidíamos todos. Como para hacer una fiesta. O no, porque el cabreado no parecía estar muy de acuerdo. Que digo yo, que para hacer este pedazo de viaje y poner esta cara, quizá que se quede en casa haciendo macarrones, no?

Llegábamos a nuestro destino, 150 km antes de lo planeado, ya que el alojamiento en Tromsø está carísimo. Así que buscando, buscando, encontramos unos pequeños bungalows en un embarcadero de Løkvoll. Para llegar allí ya hemos tenido que superar unos cuantos fiordos. Cascadas que bajan hasta el agua como hilillos de plata en la distancia, aguas tranquilas que reflejan como un espejo las altas montañas que nos rodean, pequeñas embarcaciones que alegran con sus colores el paisaje. Embarcaderos de un rojo intenso… Un paraíso. Y hasta en algún momento dejó de llover y todo. Me encanta la cara de Belén al ver todo eso. A pesar del frío, se notaba que estaba disfrutando de lo lindo. Y de eso se trata.

Señores noruegos, les perdono todo lo anterior después de ver algunos de los recovecos del Lyngenfjord, el fiordo donde nos encontramos. ¡Qué cascadas, coño! Las nubes cortaban a media altura esas enormes moles verdes que parecen tan irreales como fantásticas. Señores noruegos, gracias por estos paisajes. Y sobre todo, gracias por conservarlos. En España, ya habríamos hecho alguna trastada.

Pues nada, os dejo metido en mi cabañita, con el fiordo mansamente reposando tras el cristal de la ventana, y cubierto con un tejado de hierba. Me siento casi un hobbit. Buenas noches.

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Preparando la segunda parte: Estocolmo – Cabo Norte


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Grandes dilemas han pasado por mi cabeza durante la planificación de esta parte del viaje, quizá la más importante. TheLongWayNorth no es simplemente un viaje en moto, de carreteras reviradas y experiencias moteras, sino que quiero compaginarlo con cierto contenido turístico y sobre todo fotográfico. Sé que es difícil contentar por igual a todas esas partes de mi: la motera, la fotógrafa y la viajera, pero he intentado llegar a un equilibrio, que si bien no es perfecto, creo que satisfará todas mis ambiciones.

Por eso la subida hasta Cabo Norte la realizaré por Noruega. Muchas ruteros prefieren subir lo más rápidamente posible, para cumplir el objetivo sin sorpresas, y bajar haciendo turismo por los fiordos. Pero mi regreso está previsto por otro lado, por los países del Este (es la parte que me falta planificar, y la que me entusiasma realmente… sin desmerecer los fiordos!),  así que mi viaje al norte será realmente largo y revirado, atravesando Noruega de sur a norte.
Oslo, Bergen, los fiordos del Sur, el glaciar Jostedalsbreen o las Islas Lofoten están dentro del trayecto. En total, desde Estocolmo serán -siempre que se cumpla la planificación, cosa que no tengo nada claro- 9 jornadas hasta Nordkapp. No hay descanso, excepto el día que pasaré en las Lofoten, en el que solamente recorreré unos 250 km. 
La jornada más larga serán casi 590 kilómetros de carreteras reviradas -ahora encontrar una autopista es misión imposible,… y aburrida-. Me he dado cuenta que en Noruega las jornadas no hay que planificarlas por kilómetros, sino por tiempo… ya que depende qué carreteras se tienen que recorrer extremadamente despacio, y además los ferrys te trastocan toda la programación. Así, tengo previsto una media de 8 horas diarias de conducción real, siendo alguna de ellas hasta de 9 horas y 45 minutos. Intentaré madrugar, sobre todo en estas etapas maratonianas, aunque la gran cantidad de horas de sol de las que dispongo en esta época del año seguro que me ayudarán a concluir alguna jornada que otra. A esto hay que sumarle que no tendré alojamientos reservados, y no es plan de buscarlos a eso de las 9 de la noche en un país escandinavo, donde supongo que los horarios no son como en España.
A decir verdad, lo que más me preocupa es aguantar día tras otro este ritmo… Pero sin dificultades,  los retos y las aventuras dejan de serlo. La satisfacción de realizarlos es directamente proporcional a las dificultades encontradas.
Como vengo haciendo, ahí arriba tenéis el mapa. Y aquí el rutómetro más detallado.
Por favor, si has estado por la zona y me quieres dar alguna recomendación en vistas de la ruta prevista, no dudes en dejar un comentario. Me irá de fábula!