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El día de los tres países. Retorno al Este. Cap. 18.

Que sí. Que me dijeron que mi bisabuelo dejó de estudiar geografía hasta que los países no cambiaran al menos en 10 años. Y lo que hoy han sido tres países hace unos años habrían sido dos. Y hace muchos más quizá uno. Sé como sea, hoy hemos desayunado en Hungría, comido en Eslovaquia y cenado en la República Checa. No es ningún récord, pero mola.


Hemos comenzado en Szentendre, un pueblecito al lado de Budapest y a orillas del Danubio que se las da de pueblo con encanto. Y no es que esté mal, pero es que viniendo de Budapest, todo queda un poco deslucido. Menos mal que hemos llegado cuando aún no habían desembarcado las hordas de turistas, y los comerciantes recién abrían sus tiendecitas. Porque otra cosa no, pero tiendas de souvenirs habían un rato. 

En Esztergom está el templo católico más grande de Hungría. Pero vamos, que no mata. Hoy era el día de las cosas que no mataban. Y lo curioso es que sin darnos cuenta, hemos atravesado un puente sobre el Danubio y hemos pasado a Eslovaquia. Y mira que teníamos florines húngaros para gastar! Así que media vuelta y hemos vuelto a pasar la frontera. La cosa es que se ve que en Hungría es fiesta y estaba todo cerrado. Hemos usado el comodín de la gasolinera y… Bingo! Los fideos esos yatekomo o komosequieranllamar los teníamos en el primer estante que hemos mirado. Hemos triunfado. Media vuelta y para Eslovaquia de nuevo.


En Bratislava nos hemos tomado un helado. Y poco más. Vueltecita por el centro, repleto de turistas. Compra de la pegatina preceptiva y a la carretera de nuevo. Y en poco más de una hora estábamos en la República Checa. Y qué hacemos aquí? Pues que yo he visto que por aquí está la región de Moravia, y me mola el nombre. Así que para allá que nos hemos ido. Seguro que Belén os contará que todos los caminos conducen a Brno, pero nosotros hemos intentado evitarlos, que mañana por aquí hay Gran Premio de MotoGP y seguro que todo está a petar. Hemos recalado en Oloumoc, un fantástico pueblo con unas enormes plazas monumentales. Allí hemos olvidado la caca de perro que había en el ascensor del hotel (no me preguntéis, que no tengo más datos) con unas magníficas carrilleras al vino y un carpaccio que quita el hipo.

Mañana dan lluvias, a ver si son pocas porque tenemos que volver a cambiar de país. Buenas noches.