Houston, tenemos un problema de wifi. Las ondas no han llegado a esta remota parte de Escocia, así que seré breve. El día comenzaba gris y húmedo. Aunque lo que yo creía que era lluvia no era más que humedad de la noche. De las pocas horas de noche que hay en estas latitudes, porque a las cuatro y pico ya sale el sol. Además, la señora del B&B así me lo ha confirmado.
–¿Mal tiempo? ¡No! Los cielos están de color gris claro. Hoy no lloverá– aseveró convencida. Y así fue.
Las carreteras del inicio del día han sido de las de pararse tres veces en veinte kilómetros. O quince veces en treinta. La mayor parte de ellas de aquellas que te ponen single track, please permit overtaken in the passing points. O lo que es lo mismo: carretera estrecha, pero de las estrechas estrechas.
Y hoy tocaba excursión a pie. Han sido unas buenas tres horitas para ver el Old Man of Storr, una piedra de proporciones megalíticas que se mantiene en equilibrio en la costa, frente a los acantilados. Y el recorrido ha sido campo a través, porque prácticamente no estaba indicado en lugar alguno. Un recorrido espectacular por los acantilados que albergaban incluso una pequeña colonia de focas.
Y luego, descendiendo ya hacia el sur, pasando por Ullapool y acercándonos a la isla de Skye, destino de mañana. Pero eso será otra historia. Os he dicho que sería breve, no? Pues eso.