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TRIUMPH SCRAMBLER 1200 XE. Prueba

Pocas personas que hayan visto esta nueva Scrambler 1200 XE de Triumph habrán podido sucumbir a su belleza. Su aspecto retro combinado con un toque moderno en el diseño, sus detalles estéticos de gran calidad y el aumento de cilindrada en cuanto a sus antecesoras nos ha hecho a muchos levantar las orejas y afinar el oído al ver su foto en la presentación oficial. Pero es que cuando la ves en persona, es aún más bonita. Motor derivado de la Bonneville 1200, horquillas invertidas doradas Showa de generoso diámetro y recorrido, luces full led, pantalla TFT… Así que cuando me ofrecieron la posibilidad de pasar un largo fin de semana con ella, no me lo pensé dos veces.

Pero,… con la de viajes largos que haces, ¿tú crees que una Scrambler sin protección aerodinámica es la mejor moto para ti? Esa pregunta me la hicieron varios amigos cuando les hablé de la moto. Pues seguramente no. No creo que a priori sea una moto pensada para viajar. Las Scrambler modernas están concebidas fundamentalmente para un uso lúdico esporádico, dar cuatro botes por el campo y molar 1000 en la terraza del bar. Pero quién sabe lo que te puede ofrecer esta moto en concreto, con un generoso motor de 90CV y un equipamiento de primer nivel. Mi mujer llegó a Cabo Norte con una 125cc, así que con decisión, cualquier moto sirve para viajar. Pero veremos cómo se desenvuelve la Scrambler 1200XE en lo que le tengo preparado.

No pretendáis una retahíla de datos técnicos que podéis encontrar en una simple búsqueda en Google. Lo que os quiero transmitir son mis sensaciones al probarla en todos los ambientes en los que me suelo mover, tanto ciudad como carretera, y como no, autopista y campo. Veamos y luego saquemos conclusiones.

EN CARRETERA

El comportamiento en carretera es simplemente espectacular. Rutear en nacionales o comarcales con buen asfalto es una delicia. Cero vibraciones, y precisión en la dirección. El cambio de marchas es muy preciso y el embrague asistido una delicia. Cuando nos metemos en carreteras reviradas, la moto sigue siendo impresionante, incluso a pesar de su rueda de 21”. En teoría debería penalizarla en agilidad en carreteras enlazadas, pero en la realidad no es así: la moto se muestra muy precisa en curvas, y con el tarado de suspensiones duras tremendamente estable en curvas rápidas.

El motor es una auténtica gozada, ya sea estirándolo hasta las 7000 vueltas para sacarnos de esa curva, o dejándolo ronronear suavemente alrededor de las 4000rpm, donde presenta su enorme par motor de 110Nm. Cuenta con lo mejor de lo mejor en cuanto a electrónica, que además de sus 5 modos de conducción, te ofrece el control de la unidad de medición inercial (IMU) que regula tanto el ABS como el control de tracción en curva. Afortunadamente esos componentes no llegué a probarlos.

Los consumos son muy contenidos para ser una 1200cc. Durante los 800 kilómetros que hice las medias fueron de algo menos de 5 litros a los 100 kilómetros. El depósito de 16 litros le da para autonomías en ruta de casi 300 kilómetros, más que suficiente para un uso normal. El tapón de gasolina es especialmente bonito, de aluminio pulido «tipo Monza», dicen. Pero tras abrirlo te encuentras con el tapón «de verdad» con cerradura que no sabes dónde ponerlo mientras repostas. Una pijada, pero que me sorprendió dado el altísimo nivel de acabado y diseño de la moto.

EN CIUDAD

Sin duda, no es su medio. Pero si no nos tocó la lotería de Navidad, no podemos prentender tener una moto para cada ocasión, así que la Scrambler1200 XE debe demostrar sus cualidades cuando nos adentramos en el caos urbano.

Es muy ágil, con lo que se desenvuelve bien entre el tráfico. Además, su ángulo de giro es bueno, lo que permite ir filtrándonos entre los coches con facilidad para llegar el semáforo, pero allí, esperando la luz verde es cuando sufriremos más: a pesar de haber mejorado este aspecto, los tubos de escape elevados despiden un calor sofocante, incluso en las frías noches de invierno. Tanto como para decidir cambiar el pie de apoyo y subir la pierna derecha a la estribera, cosa que mejora -pero no elimina- el importante problema. Pero es una Scrambler, y la estética es tan importante o más como la funcionalidad, y asumo que es parte del carácter de esta moto. Pero sin duda es uno de los (pocos) puntos a mejorar de la moto.

El motor en ciudad sigue siendo una delicia, ya que su entrega de potencia tan lineal y con esos bajos tan aprovechados, hace que adelantarse al tráfico sea un juego de niños, solamente manteniendo las revoluciones entre 2000 y 3000 vueltas, además disfrutando de un sonido bronco pero no estridente que me encanta. Quizá el tarado de suspensiones, que tan buena resultaba en carreteras sinuosas queda algo duro para soportar las alcantarillas y baches de alguna de nuestras calles. En realidad, tanto la horquilla delantera como las suspensiones traseras son multirregulables, y posiblemente me dejaron la unidad de prueba con un tarado demasiado «racing». Posiblemente debería haber probado una regulación un tanto más amable. Culpa mía.

EN AUTOPISTA

Indudablemente no es su medio. Es como si quisieras que una superdeportiva tuviera además aptitudes camperas. La nula protección aerodinámica hace que ir a velocidades al límite de lo legal durante más de diez minutos sea insufrible. Aunque está por ver cómo mejora la cosa con la pequeña pantalla que se ofrece como accesorio opcional, que desviaría el flujo de aire haciendo los eventuales recorridos por autopista algo menos desagradables.

De todas formas, de los más de doscientos kilómetros de autopista que tuve que sufrir, saqué algunas conclusiones positivas interesantes: el motor tira y tira desde cualquier régimen y en cualquier marcha hasta límites incompatibles con la vida sin la protección aerodinámica. Sin toses. Sin baches de potencia. Todo muy lineal, no deja de tirar como una posesa. También sorprendente ha sido el asiento. Tan plano y tan básico, y con un borde que se te clava en los muslos cuando apoyas la pierna en los semáforos, se vuelve confortable y cómodo cuando conduces, aunque te pases más de cuatro horas seguidas sobre él, solo parando para repostar. Y el cruise control, aunque muy básico, ayuda a mantener esos cruceros sin tener que estar machacando tu muñeca derecha. Y por último, los consumos, que se mantienen muy comedidos si nos mantenemos en la zona de supervivencia vital.

EN CAMPO

Pensaba que las carreteras secundarias serían su hábitat natural, pero no. Esta Scrambler destaca fundamentalmente en campo. ¡¡Vaya pelotazo de moto!! Yo, que soy un paquete fuera del asfalto, pensaba que no notaría eso de la horquilla Showa y las suspensiones Ohlins top de las más top que existen, pero… me ha parecido tan fácil todo, que no tiene otra explicación que las excelentes bondades camperas de esta moto. Al contrario de lo que pueda parecer, esta Scrambler no es una “scrambler de ciudad”, de esas que aparentan lo que no son. Esta moto está hecha a conciencia para se MUY buena en pistas, y seguramente también muy buena incluso en pistas muy complicadas, pero de eso no puedo opinar porque sin ninguna duda la Scrambler 1200XE supera con creces las habilidades off road de este humilde servidor.

El control de tracción entra con asiduidad si enroscas el gas, pero de una manera nada intrusiva, sin molestas pérdidas de potencia. De hecho, ni te enteras a no ser por la lucecita que insiste en encenderse en el cuadro, a pesar de permitirte ligeras cruzadas de rueda trasera muy controladas. En el modo off-road el ABS trasero se desconecta, y el delantero se modula para su uso en pista, y confiere a la moto una frenada contundente y segura sean cuales sean tus conocimientos del pilotaje fuera del asfalto.

Y las suspensiones… ¡¡qué burrada!! Se comen todas las imperfecciones, sean grandes o pequeñas. La combinación de las Showa delanteras, los Ohlins traseros, la rueda delantera de 21 pulgadas, el motor con todos los bajos del mundo y muy dosificable y un peso contenido es la mejor receta para divertirse por caminos. Si os cuento un secreto, esta parte de la prueba era la que más pereza me hacía, ya que en tierra suelo sufrir más que disfrutar… ¡¡pero lo que me obligó a volver al asfalto fue que se me hizo de noche!!

CONCLUSIÓN:

Una moto sorprendente. Y no solo visualmente, sino en su comportamiento. No es una Scrambler «al uso», diseñada para ser vista y desplazarse de terraza en terraza. Es una auténtica Scrambler pensada fundamentalmente para ser tremendamente divertida en campo. Y por ende, también en carreteras secundarias. El motor Bonneville «High Power» me ha encantado en cualquier situación y a cualquier régimen. Si se solucionara el problema del calor del escape, sería además apta para ser admirada en los bares moteros. Y si además la cúpula accesoria me permitiese cruceros de 120km/h sin perder el cuello en el intento… podría llegar a ser mi moto.

A FAVOR:

– Motor impresionante, con potencia a cualquier régimen.

– Comportamiento espectacular en pistas.

– Estética y equipamiento.

MEJORABLE:

– Calor de los tubos de escape en ciudad.

– Protección aerodinámica nula.

– Tapón de gasolina bonito pero poco funcional.

Y por si no lo habíais visto aún, aquí tenéis el vídeo de la prueba: