Bueno, vamos a ser breves. Comenzamos por el final. Bueno, casi voy a comenzar con la crónica de mañana. Mañana a las 9:15 cogemos un ferry a Fredrikshavn, que nos llevará nuevamente a Dinamarca. Por eso hemos de acostarnos pronto. Para madrugar. Que no me gusta mucho perder ferrys.
Ese es el motivo fundamental de la longitud más bien escasa de esta crónica. Ese y que hoy no han pasado muchas cosas. Hago un repaso rápido:
– No ha llovido. (Bueno, mentira, que algunas gotas han caído. De hecho algunas carreteras estaban mojadas. Qué coño! Sí ha llovido! Rectifico:
– Hoy hemos visto el sol. (Eso sí. Y cielos con algunos parches azules). Sí, añoraba el sol.
– Oslo no está pensado para circular en vehículo. Y además no hay mucho que ver. (No, no me gustan los parques con esculturas. La ópera mira, tiene su qué).
– En una gasolinera noruega me hacían pagar por ir al WC. ¡Y la chica me quería hacer creer que eso era así en todo el país! Se ve que no tiene ni idea de la de litros de gasofa que llevo echados en su país… Y de la de veces que he ido al baño en gasolineras de su país. Obviamente, no he ido al baño. Aunque he pensado en hacerlo en el surtidor, me ha parecido poco decoroso por mi parte.
– Hemos pillado atasco en la entrada de Gøteborg. (O Göteborg, O Gotemburgo). No, no añoraba los atascos.
– Hemos podido cenar algo que no sea embutido. Es la primera vez en varios días.
– Belén cada día va mejor en moto. Ya no la llevo en volandas, ahora viajo con ella.
Pues lo dicho. Resumen hecho. Mañana seguimos desde Dinamarca (me encanta Dinamarca).