Desgraciadamente en cada viaje tengo algún día cruzado. Pues en este, ha sido hoy. Y la mala leche se va acumulando a lo largo del día por pequeñas cositas que me van pasando, como que no se me haya cargado el móvil por la noche o que se me haya roto el candado que asegura la bolsa impermeable. Son chorradas pero que si me pillan en uno de esos días cruzados yo las interpreto como verdaderas afrentas del destino. Así que agarrémonos que vienen curvas y el día es muy largo. ¿Qué más puede pasar?
Salimos de Mostar con el móvil cargando de la batería externa y mi bolsa impermeable asegurada con otro candado que llevo. A pocos kilómetros se encuentra Dervish House, un monasterio sufí que parece incrustado en la roca. Muy al estilo de la Madonna della Corona de hace unos días. Allí me enfrento al señor del parking que me quería hacer pagar 2€ por las motos… cuando a pocos metros podíamos aparcarlas gratis en la calle. No sabía el pobre aparcacoches que yo tenía el día cruzado.
Pocos kilómetros después paramos en Pocitelj, un pequeño pueblo encaramado a la montaña con infinidad de escalones y unas cuantas calles de piedra, una torre, una fortaleza y una mezquita, todo bastante diseminado. Ya lo tenía catalogado como de 1 estrella (sobre un máximo de 3)… y así se quedará. Pasable.
Seguimos por la M6 dirección Trebinje, donde tenemos el hotel. Es pronto, pero nos dejan ya la habitación por lo que nos cambiamos y nos ponemos cómodos para pasar la frontera con Croacia y visitar Dubrovnik. La carretera con curvas chulas, y una vez en Croacia se despeña hacia el Adriático regalándonos unas vistas de la Perla del Adriático de lo más motivadoras (por cierto, mi cabreo ya estaba solucionado a esas horas).
Una vez en Dubrovnik y de aparcar la moto como campeones a escasos 20 metros de una de las puertas de entrada de la ciudad antigua, sobreviene el agobio: riadas y riadas de personas inundan la ciudad por todos los rincones. Ya recordaba lo más interesante de la ciudad, pero notaba que esta vez no me estaba gustando tanto. ¿Sería que cuando vuelves a un sitio que ya conoces nunca lo disfrutas como la primera vez? Puede ser, pero mira que he estado veces en Venecia y es cierto que la emoción es diferente, pero la disfruté mucho hace unos días. Posiblemente era la gente. O el tipo de turismo al que va encaminado: turismo de crucero, mucho souvenir, mucho terraceo, nada auténtico… Al final disfruto más de la pequeña carretera que tiene unas vistas espectaculares o de la pequeña iglesia ortodoxa en cualquier pequeño pueblo.
Sea como fuere, después de dos o tres horas en Dubrovnik decidimos largarnos a cenar a Trebinje: los precios en Bosnia están mucho más ajustados y la comida es mucho más “auténtica” que en una terraza para turistas. Cordero y ternera asados con patatitas y cebolla. Ni tan mal. Mañana seguiremos explorando Bosnia hacia el norte, para entrar en Montenegro por el Cañón del Piva y en teoría intentaremos llegar a Kotor. A ver cómo se da el día. Buenas noches.
Bonita foto. Lo del turismo se nos está yendo de las manos.
Me encanta la foto ….