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Camino a Oporto. El vídeo

El puente de Todos Los Santos -me niego a llamarlo de Halloween- era un momento perfecto para viajar algo más lejos de lo habitual. Y a pesar de que repetimos, el buen sabor que nos dejó el norte de Portugal hace 4 años nos hizo pensar en Oporto como un buen destino. Dos veces en Lisboa y una en Oporto, ese es nuestro archivo de recuerdos lusos. Y todas con tan buenas sensaciones que no se habló más, y preparé una ruta donde además visitaríamos algunos lugares de Zamora y Salamanca que aún faltaban por completar. Próximamente publicaré la libreta de viajes, que aún sigo completando poco a poco, pero en esta entrada tenéis el vídeo que grabamos. Cada vez utilizo menos recursos técnicos, e intento que sean lo más espontáneos posibles, como tendiendo al minimalismo. Así que no esperéis grandes alardes tecnológicos y sí una visión sincera de lo que es viajar con nosotros. Esperamos que os guste.

La Ruta Germánica – El vídeo

Este verano nuestro viaje ha sido corto, de menos de diez días. Pero no por eso hemos dejado de visitar cosas muy recomendables. Viaje intenso y variado, pasando por Alsacia, la Selva Negra, el oeste de Alemania, Holanda, Bélgica y algunos pueblos del Perigord francés. Completito, vamos. Al ser la ruta corta no he querido hacer crónica diaria (para eso tenéis las de Belén en su blog super fresco y espontáneo). Pero aquí tenéis el vídeo de nuestro viaje. Nosotros nos echamos unas cuantas risas, así que espero que os guste.

 

Por cierto, en nada tendréis el track de la ruta y el cuaderno de viaje (que esta vez está saliendo espectacular). Así que atentos!

La Ruta de los Pirineos. Agosto 2018

IMG_1568Ya no sé cuántas rutas de los Pirineos llevamos, unas cuantas. Pero es un destino donde puedes encontrar paisajes que quitan el hipo, pueblos de montaña con encanto, y sobre todo -y eso era lo que buscábamos esta vez- temperaturas agradables en verano.

Pero el viernes fue día de tormenta veraniega, y tuvimos que anular algunos de las visitas previstas para no exponernos mucho a la lluvia. Incluso tuvimos que pasar unos minutos en un bar de Torà esperando que pasara el frente fuerte de tormenta. Pero finalmente llegamos a Andorra incluso con tiempo de realizar algunas compras moteras. Y por la noche, la tradicional -para nosotros- cena en una pequeña pizzería donde hacen unas sopas de cebolla de muerte.

Por la mañana, y ya pasando frío en el Pas de la Casa, bajamos por la vertiente francesa con una copiosa niebla (no habíamos venido a por el fresquito? Pues TOMA DOS TAZAS!). El primer destino eran las grottes de Mas d’Azil, una cueva enorme -pasa la carretera y un río por dentro- muy similar a la Cuevona de Asturias, quizá algo más grande, pero con menos encanto. De todas formas, destino curioso.

IMG_1552Luego la idea era recorrer diferentes puertos de montaña del Pirineo francés, así que enfilamos el Portet d’Aspet, el Peyresourde y el Col d’Aspin. Pero lo más destacable fueron los pequeños pueblos en los que paramos o a descansar o a tomar un café, que nos sorprendieron sin esperarlo, como deben ser las sorpresas: Saint-Girons, con su relajante río, su mercadillo y bullicio, o luego Bordères-Louron, por citar alguno.

Nos saltamos el Tourmalet, ya algo cansados, para llegar a Lourdes a una hora decente. ¡Qué cantidad de gente! De todos los países imaginables. Peregrinos MUY entraditos en años que paseaban entre las callejuelas repletas de tiendas de merchandising católico con sus sillas de ruedas… Cenamos estupendamente unas galettes bretonas en L’Epi d’Or y luego nos acercamos a la basílica para ver a cientos de fieles con sus velas rezando a la caída del sol…

IMG_1561Y el domingo, de vuelta. El Portalet siempre reconforta, con sus espectaculares vistas, sobre todo por su lado francés. Y después, dos pequeñas perlas, la iglesia de San Juan de Busa, una peculiar iglesia románica, y el monasterio de Santa María de Obarra, que a pesar de ser más grande, no me pareció una visita recomendable.

Y así acabó el día, esperando ya al próximo fin de semana, donde nos adentraremos ya más a las profundidades de Europa. De momento, ya sabéis que en el apartado Libros de Ruta de este mismo blogtenéis disponibles el track de esta ruta y el pdf de nuestro cuaderno de viaje.

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La Ruta de la Camarga, 2018

IMG_1473Siempre que podemos, volvemos a la Camarga. No es más -ni menos- que la desembocadura del Ródano, cerca de Marsella. Para el que no lo conozca, es un espacio natural con multitud de lagunas, aguarales, salinas y fauna salvaje donde abundan hasta flamencos. Y también lugares de interés artístico. Un todo en uno.

La sorpresa de esta nueva visita fue Montpellier. Habíamos dormido ya en algunas ocasiones, pero nunca nos habíamos adentrado en el casco antiguo. Y es espectacular. Callejones pintorescos con infinidad de restaurantes y terrazas repletas -al menos en verano- de gente. Bullicio y alegría por las calles. Un acierto.

El recorrido de esta ruta une los principales lugares de la Camarga, como fueron Le Grau-du-Roi, con su puerto prácticamente integrado en el pueblo que lucía un interesante mercadillo, la siempre interesante ciudad amurallada de Aigues-Mortes, la costera población de Saintes-Maries-de-la-Mer, los enormes estanques de Vaccarès o Fangassier o los tranquilos y delicados canales de Martigues.

IMG_1486Ya por la noche, Arles y su fantástico circo romano, o los lugares inmortalizados por Van Gogh como son la Place du Forum o el puente de Langlois no decepcionan.

IMG_1524Os dejo, en la página de Roadbooks el track de la ruta y nuestro cuaderno de viaje, con impresiones y dibujos rápidos de lo que vimos en esta ruta.

05JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Inverness

Jelou. Aim lukin for de citijeart campus acomodeishon –me dijo el hombre barbudo desde la ventanilla de su Vauxhall Corsa alquilado. Sabía que andaba perdido, porque le habíamos visto preguntar poco antes a un señor que limpiaba la entrada de la Universidad de Inverness. Dejé pasar unos segundos. Una pausa dramática mientras paladeaba y me deleitaba con lo que iba a decirle:

– Eres español, ¿verdad?– le dije. Su cara de agobio se tornó esperanzada.

– ¡Sí!– dijo. –¿Tanto se me nota?– No contesté. No quería herir su orgullo. Eran del norte. Vascos. Se ve que no conocían bien esta zona de las afueras de Bilbao.

– Es este edificio de aquí –le dije. Ya había hecho la buena acción del día. Apadrina un español. O un vasco, vete a saber. 

Antes de eso, el día había transcurrido casi soleado, sobre todo la primera mitad. Luego nublado, pero al menos no ha llovido. Hemos comenzado en Saint Andrews y su catedral en ruinas. Alguna de sus paredes desafían fuertemente las leyes de la gravedad, aguantando en equilibro el paso de los siglos. Luego, un paseo por sus calles, donde una brigada de ghostbusters regaba con aspersores cualquier resquicio en el asfalto intentando evitar que brotaran malas hierbas. Y es que claro, con estas lluvias aquí deben salir plantas de debajo de las piedras, nunca mejor dicho. 

Dunkeld es famosa por su catedral, también en ruinas. Pero la hemos encontrado llena de andamios. Nuestro gozo en un pozo. Pero la pequeña población nos ha agradecido la visita con un maravilloso parque con un hermoso césped y unos árboles centenarios y un hermoso césped que se esparcía hasta las orillas del río. Muy bucólico todo. 

Pitcholry la hemos pasado como una exhalación. Muy turístico todo. Si no pensabas comprar una bufanda de cachemira o un kilt escocés, mejor ni parar. Como el Castillo de Blair. Hemos entrado en sus jardines, pero el precio era tremendamente caro para echar solo un par de fotos, así que lo hemos desestimado. 

Así hemos llegado a Inverness y al Citiheart Campus Acommodation, una residencia de estudiantes que habilitan como hotel en los meses de verano. Alojamiento barato y de calidad aceptable. Que están los precios… Y en el parking he tenido una conversación con un BMW hater, de estos que dicen que cualquier otra marca es mejor. No le han valido los argumentos de la cantidad de kilómetros sin averías que llevo en mis BMW’s. Se ha limitado a decir: «You’re a lucky man».

Y sí, soy un hombre con suerte. Con ese tipo de suerte que no se tiene, que se busca. Igual que el hotel. Que hay que buscarlo.  Y si no, se pregunta. Que no pasa nada por preguntar. Que nos gusta mirar mucho el GPS pero nada preguntar. Y preguntando se llega a Roma. O a Inverness. Vale. Desvarío ya. Es momento de dejar de escribir y ponerse a dormir. Bona nit. Click.

04JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Aberdour

A ver, seamos sinceros. Lo de la frasecita esa de «en moto todo es más auténtico porque te metes dentro del paisaje y de su clima» está muy bien excepto cuando llueve. Y mira que la he dicho veces. Pero me retracto. El paisaje, cuando llueve ni lo ves. Sobre todo si además tienes que estar atento a los socavones de la carretera, a los coches que circulan por la izquierda y a las ovejas que saltan los cercados cada dos por tres. Pero claro, si quieres tener un paisaje verde, de algún sitio tendrá que regarse.

Dicho esto, el día ha ido de menos a más en cuanto a lluvia, y de más a… Bueno, en cuanto a lugares a visitar se ha mantenido en un muy buen nivel. Porque hemos comenzado por la Rosslyn Chapel, la que sale al final de El Código da Vinci. Espectacular. Su decoración interior vale el precio de la entrada, sin lugar a dudas. Luego está el tema de los conspiranoicos que dicen que si hay figuras representando el maíz, y que el maíz viene de América, y que Colón «descubrió» América 50 años después de finalizarse la capilla… Grandes misterios de la Humanidad. Pero es que a mi, lo que en teoría son mazorcas de maíz ni me lo parecen. Por lo que enigma resuelto por eliminación de la primera premisa. Yo los misterios se los dejo a Robert Langdon.

Después de la capilla y de un magnífico té con leche, hemos seguido mojándonos hasta Edimburgo. La idea inicial era dormir allí, visitando la ciudad durante lo que quedaba de mañana y toda la tarde. Pero no nos apetecía callejear mucho bajo la lluvia, así que hemos dado una vuelta lo suficientemente larga por la Royal Mile y nos hemos despedido de la capital tras visitar el castillo y la catedral de Saint Giles. 

Y luego ha dejado de llover. Y así ha sido un placer visitar las callejuelas empinadas de Culross, con las fachadas de las casas estucadas fundamentalmente de blanco. Y es que ir sin prisas, a pesar de habernos mojado un rato, hace que todo sea mucho más llevadero. No tener que preocuparme por la hora de salida del ferry, del tren del Eurotunnel o de la llegada al hotel, me gusta. Por eso a partir de hoy mismo, haremos menos kilómetros de moto. Slow motion. Slow travel. Sloquehay.

03JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Yetholm Mill

Escocia para mi son carreteras estrechas, serpenteantes y rodeadas de enormes colinas verdes. Acabamos de entrar y ya nos la hemos encontrado de bruces. Una muy buena antesala de lo que nos espera, es la A708, entre Moffat y Bowhill. Unos 40 kilómetros que hemos disfrutado mucho. Había que negociar las curvas con cuidado, porque en cualquier momento te encuentras unas ovejas en medio del camino que te miran perplejas mientras rumían moviendo sus mandíbulas rumiando como si mascaras chicle. «Mira, otros locos de las motos», parecen decirse mientras pasábamos a su lado. 

Porque por esa carretera seguro que pasan muchos moteros. De hecho, nos hemos encontrado unos cuantos. Cosa curiosa es saludarse. Porque cuando conduces por la izquierda es difícil levantar la mano derecha dejando el gas. Así que te limitas a hacer un gesto de asentimiento con la cabeza. Al parecer, es el típico saludo motero británico. 

Y es que conducir por la izquierda al final se asimila. Aún tenemos que tener cuidado en los cruces y rotondas solitarias, pero es cuestión de práctica. Aunque hoy me he dado un par de sustos. Uno, por no saber dónde mirar en un cruce y sorprenderme al ver aparecer ese enorme camión. Pero el más grande ha sido en una rotonda, cuando hemos oído un estruendo. Lo primero que he pensado es que me había equivocado al girar y algún vehículo se acercaba chirriando rueda. O a tenor del fuerte ruido, dando vueltas de campana. Hasta he encogido los hombros esperando el impacto. Pero no era nada más ni nada menos que un Panavia Tornado de la RAF haciendo una espectacular pasada baja sobre la autopista. Quizá ha sido la primera vez que he sufrido una pasada de un caza, más que disfrutarla.

¿El resto de día? Pues comenzando por la espectacular campiña inglesa donde hemos comido, sobre todo vista desde el aire, ha sido un cúmulo de luces y sombras. Claro, seguro que te interesan las sombras, que da más morbo… Pues fracaso de las ruinas de Fountains Abbey, demasiado cara la entrada solo para hacer un par de fotos. Y estrepitoso fracaso del Sayme Ling Victory Stupa. Porque a ver… ¿para qué se me ha ocurrido visitar un templo nepalí en medio de las montañas escocesas? Muy típico no parece, no. Pero es que en mi descargo, el templo sale en la guía turística que compramos, así que pensé que no estaría mal… Pues eso. Un fracaso. 

Y el final del día, en Jedburgh Abbey, para quitarnos el gusanillo de visitar una abadía en ruinas. Y todo ello amenizado por un regimiento de gaiteros tocando marchas escocesas de fondo. Una flipada.

En definitiva lo mejor de todo es que se acabó el «viaje de puro traslado». Hemos atravesado media Europa para llegar donde queríamos empezar. Ya estamos en Escocia. Y eso, querido amigo viajero, es garantía de éxito. Mañana empezaremos a disfrutarla al máximo. 

02JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Cambridge

   Un día de stress. De cambios. De horarios. De contrastes. De esos que a priori no me molan. Pero que luego ha molado. Mucho.

Ha molado ver nuevamente los acantilados de Étretat. Majestuosos y blancos. Lástima que estaba algo nublado. De hecho, saliendo del hotel en Le Havre estaba lloviznando. Pero luego ha parado. Más o menos cuando hemos tenido que hacer un desvío por culpa de un accidente feo que cortaba la carretera. Lo que no ha molado era el fortísimo viento que zumbaba en los acantilados. Imposible volar el drone sin arriesgarse a perderlo. Así que de momento las fotos desde tierra, que también molan.

Ha molado llegar pronto Calais, y eso nos ha permitido coger un tren más de una hora antes de lo previsto. Pero eso no me ha ahorrado mi típico stress de ir calculando durante toda la hora de llegada a Calais. Sea como fuera, ahí estábamos haciendo cola durante casi una hora.

También ha molado entrar en el Reino Unido. Rayominí. Porque visitar un nuevo país montado en moto sigue gustándome. Y ya van 37, si no me he descontado. Pero lo de conducir por la izquierda también me ha estresado un poco. Pero vamos, la autopista ya la tenemos dominada, y las rotondas estamos en ello. Mañana a ver si nos sacamos el master en carreteras secundarias.

Lo que no ha molado nada es que tuviéramos que desviarnos casi hasta el mismísimo centro de Londres por culpa de un accidente en un túnel. En Greenwich hemos aparecido. Sí, donde el Meridiano. Y en medio de otro superatasco que nos ha tenido sudando la gota gorda a casi 30º. Y eso que veníamos buscando el fresquito…

Y finalmente Cambridge. Ahí hemos conocido a Andy, nuestro recepcionista. Como el de Toy Story. O como el de Andy y Lucas. Pero qué inglés más perfecto tenía el jodido. Yo no hacía más que intentar entenderle y cuanto más le entendía yo, más rápido hablaba él. El tío iba sacando su acento de Cambridge más acusado a cada frase que me decía. Que he entendido menos de la mitad, vamos. Pero yo muy digno. Con una sonrisa y un «zankiu» a cada momento para que no se notara que no tenía ni pajolera idea de lo que me decía. Y eso que yo me entiendo en inglés hasta con los que no lo hablan…

Cambridge es… como un retorno al pasado. A nuestros tiempos de universitarios. Porque sus calles estaban llenos de ellos. Maleta arriba y maleta abajo. Cursos que acaban y másters que comienzan, el ajetreo era enorme. Los ladrillos ennegrecidos de sus ilustres colegios mayores también han molado. Y los enoooormes campos de hierba, donde no he podido resistirme a tumbarme con Belén, respirar hondo y relajarnos, rememorando una imaginaria época universitaria juntos. Recuperando el tiempo perdido.

Contrastes… Estrés y relax. Cosas que molan y que no molan. Al fin y al cabo de eso está hecha la vida, no? Y eso que el viaje no ha hecho nada más que empezar.

01JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Le Havre

– ¿Y por qué no vas en ferry?

– ¿A Escocia irás en el ferry de Plymouth, no?

– Supongo que no atravesarás toda Francia en moto, verdad?

Esas y otras preguntas parecidas arreciaban los días antes de salir. Pues no. No voy en ferry. Podría decir que me gusta la sensación de llegar a los sitios conduciendo desde mi casa (siempre que no sea imprescindible, claro). Podría decir que los moteros de verdad no cogemos ferrys. Podría decir mil y una cosa, pero la verdad es que ME MAREO EN BARCO.  Consecuencias? A parte de dar de comer gratis a los peces con cada vómito por la borda, me entra un resacón que no valgo para nada los días posteriores. Por lo tanto, hoy han tocado más de 1000 kilómetros (1003, para ser exactos) casi íntegramente por autopista francesa. Con sus peajes y todo.

Pero es que si hubiéramos ido en ferry no habría conocido a unos catalanes primerizos en su primer Cabo Norte, vestiditos de estreno para la ocasión. Y no hubiera disfrutado con sus caras de sorprendidos cuando Belén les dijo que ella llegó hasta allá arriba en una 125cc…

Si hubiéramos ido en ferry no habríamos comido en el geriátrico. Bueno, era un restaurante. Y sí, era un estupendo entrecot. Pero sin sal. Y rodeados de una generosa cantidad de ancianos. Aún sigo buscando el autobús del Imserso. 

Si hubiéramos ido en ferry no nos habríamos deleitado con las gloriosas filigranas con las que nos ha obsequiado un joven motero, tocando rodilla mientras daba vueltas a una rotonda, o entrando en la autovía a 100 km/h y a una rueda durante varios centenares de metros. Menudo espectáculo! Y sin pagar, oye!

Y si hubiéramos ido en ferry no habríamos visto cómo las gaviotas en Le Havre se posan impunemente sobre los techos de los coches (foto abajo). «Coche oficial del PP», me ha dicho Freebear_rider en Instagram con mucho acierto.

Y sobre todo, si hubiéramos ido en ferry, no habríamos podido arrancarle una sonrisa a esa niña discapacitada que nos miraba cómo nos íbamos sobre nuestras motos con una mezcla de sorpresa y admiración en una de las muchas áreas de servicio que hemos visitado.

Pero sí. Si me lo preguntas alguna vez te diré categóricamente que al Reino Unido, es mucho mejor ir en ferry.