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El arte de no perderse

Desde hace ya algún tiempo recibo peticiones para que explique cómo hago las rutas, el uso que hago del GPS y la utilización del roadbook. Creo que es momento de satisfacer esas inquietudes. Así que éste va a ser un post técnico, ya sabes entonces a qué atenerte. Tampoco pretende ser un tutorial ni quiere ser una biblia, sino solamente una manera más de planificar los viajes.

1. El destino.
Lógico, no? Si hablamos de planificación, es que debemos tener un destino. Existen otros viajes tipo «carretera y manta» que no se planifican. En ese caso, no hace falta leerse todo esto. Para un viaje medianamente planificado lo primero que necesitamos es un destino. Ya sea una zona, una ciudad o incluso una foto (no será la primera vez que hago un viaje casi en exclusiva para ver en directo alguna cosa que me impresiono viendo una simple foto).
Una vez tenemos el destino, hemos de encajarlo con los días que disponemos. También es conveniente investigar algún punto que sea de nuestro interés por el camino. Todo esto nos ayudará a conformar el recorrido.
2. El recorrido.
Por lo general, utilizo Google Maps para definir el recorrido. Te permite numerosos puntos intermedios e incluso variar la ruta simplemente arrastrándola hacia la carretera deseada. Es cierto que también la planifico con viamichelin, aunque solo sea para verla encima de los preciosos mapas Michelin, donde la orografía, nombres de puertos de montaña, etc están bastante mejor que en Google Maps. Pero me sigo quedando con el de Google entre otras cosas porque su interface me parece mucho más cómoda. Una cosa importante: no os fiéis del tiempo aproximado que calcula. Nada más lejos de la realidad. En general se puede rebajar en un 20-30% sin correr en exceso. Mejor fiarse de lo que diga el GPS una vez cargado.
3. El GPS.
No me gustan los GPS típicos para conducción, tipo TomTom o Zumo. Pueden ser muy cómodos, pero les faltan funcionalidades que suelo usar, como seguir un track o cargar un mapa topográfico. De momento uso un Garmin GPSMap 60 Cx, aunque acabo de adquirir un fabuloso Garmin Montana 650t con el que he hecho la última ruta. La funcionalidad es prácticamente igual a la del GPSMap 60, pero con una pantalla enorme.
Para cargarle  la ruta planificada hago dos cosas. Lo primero es descargarme el track creado desde el Google Maps. Para ello utilizo este addon para Safari o Firefox que transforma la ruta en un archivo GPX. Un simple «copiar y pegar» en un documento de texto cambiándole el .txt por un .gpx servirá para que cualquier aplicación del estilo GPS Babel la cargue en el GPS. Ya tenemos dibujado en nuestro dispositivo la ruta planificada desde Google.
El segundo paso lo hago desde el propio GPS (aunque también se podría hacer desde Google Maps exportando puntos en lugar de trakcs), creando la ruta con los diferentes puntos entre los ya dibujados por en track. La información de la duración de la ruta así obtenida ya es mucho más fiable. Ahora solamente falta seguir las indicaciones del navegador.
4. El Roadbook.
Llamadme romántico, pero me gusta más seguir el roadbook que el GPS. Fundamentalmente porque el aparatito diabólico «piensa» por él mismo y a veces puede decidir que su ruta es mejor que la que tú planificaste. Y puede que tenga razón, pero mira, prefiero tener yo el control, ya que en el roadbook si que está fielmente reflejada (y en el track del GPS, es cierto) la ruta inicialmente planificada.
Lo primero es conocer el roadbook. No es más que un rollo de papel con todos los puntos de interés anotados uno tras otro, fundametnealmente cambios de dirección. Pasemos a ver toda la información que presentan cada uno de esos puntos.
  • Kilometraje total. Es necesario haber puesto a cero uno de los cuentakilómetros de la moto (o del GPS) al inicio de la ruta. Este número nos indica cuándo debemos realizar la acción indicada.
  • Kilometraje parcial. Es la distancia entre este punto y el anterior. En algunas motos (como la F800GS) puedes poner a cero el cuentakilómetros parcial desde un botón del manillar, y eso es de gran ayuda. Si no es así, sirve para tener una noción de la distancia al siguiente punto y nada más, deberemos fiarnos solo del total.
  • Instrucción. La indicación aquí expresada va a gustos. A mi me gusta poner solamente los cambios de dirección y las paradas turísticas programadas. Si quieres ser más exacto, puedes poner lo que se te antoje, como travesías de pueblos o curvas peligrosas. Han de ser claros y con la información justa y necesaria. Ni más ni menos.
  • Observaciones. Aquí suelo poner el nombre del pueblo donde existe el cambio de dirección, así como el nombre de la nueva carretera y el siguiente pueblo (o lo que pone en el cartel indicador, después de una exhaustiva búsqueda con el Street View del Google Maps). También se puede poner las coordenadas del punto o cualquier anotación que sea de interés.
  • Kilómetros a destino. Simplemente eso, cuánto nos queda para llegar a destino.
Para confeccionar todo esto estuve usando una plantilla de Excel durante bastante tiempo (las hay por la red, son fáciles de encontrar), pero ahora utilizo Tulip, un programa para iPad. De todas formas, siempre se ha de hacer calculando a mano la distancia punto a punto, no existe ningún programa mágico que lo de todo hecho (a excepción del carísimo GPS Tripy, que tras introducir los puntos en su aplicación para el ordenador te proporciona algo parecido en su pantalla). Así que para calcular todo ello, vuelto a utilizar Google Maps.
Para la visualización de esa información, hasta hace poco utilizaba un tupperware de los chinos convenientemente modificado y anclado al manillar, pero ya desde hace unos meses utilizo mi iPhone donde me he cargado todo el roadbook en PDF.
5. En marcha.
Una vez encima de la moto, pongo los cuentakilómetros parciales a cero, activo la navegación de la ruta en el GPS y pongo en pantalla la primera indicación del roadbook. Para salir de las ciudades suelo seguir al GPS (sería muy tedioso haberlo plasmado en el roadbook). Ya en carretera me fío casi en exclusiva del roadbook, dejando el GPS únicamente como apoyo y para ir calculando la hora de llegada aproximada, para saber el tiempo del que dispongo, y para confirmar (viendo el dibujo del track) que vamos por la ruta correcta.
Entre los posibles problemas que podemos tener el más común es que tras algún desvío o pérdida, los datos de kilometraje total no coincidan con los de nuesta moto. es por ello que es mejor también disponer del parcial. Si es muy engorroso ponerlo a cero tras cada cambio de dirección, nos seguiremos fiando del total, haciendo mentalmente las correcciones necesarias.
Otro posible problema es que el GPS nos mande por carreteras diferentes de las que indicaste en el roadbook. Dice un proverbio chino que «hombre con dos relojes nunca sabe qué hora es», y podríamos extrapolarlo a «hombre con dos GPS nunca sabe por dónde va». Así que deberemos tener muy claro cuál es nuestro sistema principal y cuál es el de apoyo. Como he comentado, yo me fío del roadbook, entre otras cosas porque la cartografía de Google suele ser más actualizada que la de mi Garmin.
Y no hay más. Los amantes de los mapas (por cierto, siempre es bueno llevar alguno de papel a mano, ya que dan mejor visión de conjunto y son muy útiles para preguntar en caso de pérdida) ya saben que uno de los placeres de la ruta (a parte de la ruta en sí) es el poder seguir el plan prediseñado y que las cosas vayan apareciendo tal y como lo planificamos en casa. Con estos sistemas generalmente lo consigo casi sin excepciones. De todas maneras, siempre intento dejar algún tramo a la imaginación, al más puro estilo «por aquí no era» de McBauman. Para ello, lo mejor es meter directamente un punto de destino en el GPS programándolo para ir por la ruta más corta, activando navegación por pistas y desactivando autopistas. Así, la aventura estará servida!
Ahora solamente queda que te lances a la carretera y me digas qué sistema de navegación utilizas tú.