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Cocinando ilusiones – Colaborando con Solo Moto

Este no es un post de viajes ni rutas. Este es un post de ilusiones y sensaciones. Exprimir lo vivido durante un día en compañía del equipo de Solo Moto. Conocer desde dentro cómo se cocinan los ingredietes que luego nos harán soñar con viajes, curvas y sensaciones al hojear la revista.

Durante muchos años las mayores aventuras relacionadas con el mundo motero fue ir al kiosko y comprar el Solo Moto. Lo devoraba rápidamente de cabo a rabo. Leía sus artículos, me empapaba de datos y me deleitaba con sus fotos. Años después he tenido la inmensa suerte de poder colaborar con ellos en algunas ocasiones, bien sea relatando alguno de mis viajes o haciendo alguna ruta con sus motos de prueba. Hace unas semanas me ofrecieron acompañarles en una sesión de fotos. Indudablemente, no pude negarme. Tenía mucha curiosidad por saber cómo se hacían esas fotografías que tanto admiré siendo un enano. No pretende ser un «making of» de esos que cuenta todos los secretos y detalles, sino impresiones y curiosidades que me sorprendieron. Espero que a vosotros también os sorprenda!

La de ese día era una doble sesión de fotos. Y es que a veces se aprovecha una sola salida y un solo fotógrafo para obtener las fotos de varios reportajes. Y más en este caso, ya queuna de las motos pertenecía a dos comparativas diferentes. Por un lado, la BMW R1200GS se comparaba con la Honda Crosstourer 1200. Y por el otro se iba a hacer un interesante reportaje sobre los motores bóxer BMW: la GS frente a la R1200R y la R1200RT. El día anterior me acerqué al parking de Solo Moto. Dejé mi GS y me llevé la RT. Primera toma de contacto llevándola a casa.  Me hice fácilmente con el gran volumen de la moto. No es este el momento de contar mis impresiones sobre las motos, eso si hay suerte saldrá en la revista a modo de pequeño comentario dentro de las pruebas, pero decir que la R1200RT se mueve mucho más fácilmente de lo que parece.

Habíamos quedado al día siguiente en un conocido bar de carretera cerca de Tona. Allí nos juntamos las 4 motos y sus pilotos con el fotógrafo. Yo solamente conocía a Luís, uno de los probadores desde hace ya muchos años. Pero el ambiente era muy distendido. Tanto como lo puede ser una panda de amigos que salen un sábado a dar un garbeo en moto. Porque en definitiva de eso se trata. Después de algunos bocatas, algunas cocacolas y muchas risas, nos pusimos en marcha. Fuimos a una carretera ya conocida para comenzar a hacer las fotos dinámicas. Se necesita una larga recta, poco tráfico y sobre todo que no hayan elementos que interfieran como farolas, postes, señales o similares. Nada más comenzar me di cuenta de lo difícil que es esto. Y es que en algún momento de mi vida llegué a pensar que esas fotos de 3 o 4 motos en línea pegaditas una a otra que salen en la portada de la revista no era más que un producto del Photoshop. Copias, pegas, arreglas y listo. Pues no. Las fotos se hacen así, con todas las motos en movimiento pegadas unas a otras. Cuando me dijeron el plan puse cara de póker, pero por dentro tenía cierta sensación de angustia. ¿Estaría a la altura de lo que me piden?

Comenzamos con las bóxers, y me pillé mi conocida GS porque ya puestos a hacer cosas complicadas, al menos hacerlo con una moto que ya domino. La cosa funciona así: una «moto guía» se pone en un lateral del carril a unos 80km/h. Lo más rápidamente las otras motos se van «acoplando» a la primera, una al lado de otra, con un poco de decalaje. Afortunadamente a mi me tocó ser el guía, y solo tuve que ocuparme de ir recto y mantener la velocidad. Así lo hice, y rápidamente se me pegó la R1200R a mi lado. Pero cuando digo a mi lado es a mi lado!!! Entre mi cadera y su manillar no había más de un palmo!! Y a continuación se añadió el armario de la RT!! Los tres en formación, intentando mantener la simetría durante toda la recta, mientras el fotógrafo, con su enorme teleobjetivo realiza las fotos en barrido. Y esto se hace no una ni dos ni tres veces… sino que fácilmente hicimos 15 o 20 pasadas en ambos sentidos… Luego repitió el tema con la otra comparativa, la GS y la Crosstourer… Ahí ya me atreví a hacerlo al revés, me monté en la Honda e intenté acoplarme al máximo a la BMW de mi compañero. Es más difícil de lo que parece, sobre todo cuando el fotógrafo te pide que pases más rápido… y más cerca… Pero creo que finalmente lo conseguimos.

Luego llegaron las fotos en solitario en curva. Y esto ya fue como me esperaba. No hay más secreto que buscar una carretera revirada y solitaria (los probadores y fotógrafos ya las tienen muy localizadas), elegir una curva con buena iluminación y comenzar a hacer pasadas con las motos, a una buena velocidad, dejando un intervalo entre moto y moto para que el fotógrafo pueda preparar el siguiente disparo. Otros 15 o 20 pases en ambas direcciones, y listo. Fue divertido!

En el argot, se llama «pesebres» a las fotos con las motos en estático. Y eso tampoco es tan fácil como parece! Se necesita un lugar bonito o con algo impactante, pero neutro y que no descentre el interés en las motos. Ellas son las protagonistas. Cerca de la curva donde hicimos las dinámicas vimos unas cuantas vacas pastando alegremente en la carretera, y nos pareció un buen lugar. Las veíamos en cada pasada que hacíamos, pero cuando llegamos allí tras la sesión dinámica… habían desaparecido! Así que tuvimos que improvisar. Una masía cercana, unas montañas al fondo, una calle rural abalconada… Y tiene su miga colocar cada vez las motos de manera correcta, simétrica y precisa!

Antes de la comida, quedaba lo más difícil, las fotos de grupo dinámicas en curva!! Vamos, lo mismo de antes, pero más difícil: mantén velocidad constante mientras el otro se arrima a ti cuando vas plegado plegado!! Lo peor es cuando te toca seguir el ritmo por el exterior de la curva, ya que tu velocidad ha de ser mayor que la moto que va por el interior y el guardarrail está allí al lado… Una,… dos,… catorce… las pasadas que hicieran falta.

Comimos en un restaurante cercano, y el ambiente continuó de lo más distendido. Risas, bromas,…. lo típico, vamos. Y después,… cada mochuelo a su olivo: ruta hasta Barcelona. Afortunadamente aún quedaban bastantes kilómetros de curvas hasta llegar a la autovía, así que pude disfrutar -ahora sin presión- de la conducción deportiva con la R1200R. Es muy curioso cómo resaltan las características de las motos cuando bajas de una y subes a otra de inmediato. Yo me acostumbro rápidamente a cualquier moto, cosa que es bueno y malo a la vez. Es bueno porque voy seguro -creo- desde casi el primer momento. Pero malo porque a veces se diluyen las características propias de la moto, perdiendo esas sensaciones (importante si luego las tienes que plasmar en un papel). Pero al cambiar de moto tan rápido te haces una idea instantánea de las características diferenciales de cada modelo. Y eso también era una sensación nueva para mi.

Recuerdo con placer la emoción de abrir un Solo Moto por primera vez y descubrir lo que me deparaba su interior. Pruebas de motos de ensueño, viajes a lugares remotos, pilotos con la rodilla en el suelo… También recuerdo la primera vez que salió mi foto en la revista, en lo alto de un podio de una carrera de resistencia en Alcarràs. Y cuando vi mi primer artículo firmado con mi nombre. Mis fotos, mi texto… Es apasionante entrar aunque sea casi de puntillas en lo que fue tu inspiración de juventud. Ahora he podido meterme hasta la cocina y ver cómo se condimentan los platos que tanto disfrutaba. Hoy he formado parte de mis propias ilusiones.