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14JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Louisburgh

A ver, que cuando los días pasados decía que ya estaba bien de agua no iba en serio. Porque si la opción para que no lloviera es que hiciera el viento que hemos tenido que soportar hoy, no sé qué prefiero. Bueno, puestos a preferir, el solazo de nuestro primer día en Irlanda me vale. Aish, aquellos tiempos… [aunque una de mis múltiples aplicaciones meteorológicas insiste en que pasado mañana tendremos un par de días de esos que hasta te sobra la cazadora. Pero en serio, no sé si creérmelo].

En definitiva, un vientazo de mil pares de narices, eso es lo que hacía mientras explorábamos los acantilados de la Achill Island. Yendo hacia su punta más extrema, Keem Bay, la carretera asciende y asciende al borde del acantilado. En uno de los virajes, ahí abajo, aparece la pequeña playa rodeada completamente de verdes montañas. Y a tu lado, las ovejas balando. Y a tus pies, los truños que van dejando las putas ovejas. Que tiene razón Belén, que no sé qué comerán aquí, pero eso de que cagan bolitas como si fueran Conguitos… nanai!

Luego hemos recorrido los White Cliffs of Ashleam, aún en la isla. La cosa ha comenzado más o menos igual, la carretera comienza a escalar rápidamente, y con la altura adquieres consciencia de los acantilados que tenías alrededor. Hemos aprovechado un hueco en una curva de la carretera para montar nuestro restaurante del día, con unas vistas excepcionales, otra vez rodeados de ovejas. Ahí resguardados hacía poco viento, por lo que me he arriesgado hasta a volar el drone, que aunque con alguna dificultad, ha conseguido mantener la horizontalidad y brindarnos, otra vez más, unas impresionantes imágenes. La carretera seguía por el lado sur de la isla, justo de donde venía el viento, pero al menos venía del precipicio, no hacia él. O sea que si te tiraba, lo haría hacia la montaña. Y eso al menos te da un respiro.

Hemos ido siguiendo, en la mayoría de los tramos, la carretera que está perfectísimamente indicada durante cientos (o miles) de kilómetros que llaman Wild Atlantic Way, que te lleva por toda la costa oeste de Irlanda por las carreteras más cercanas a la costa. Y así hemos llegado a Westport. Es un pueblecito con mucha vida con las fachadas de todos los establecimientos de vivos colores, y los carteles de los comercios primorosamente pintados con tipografías del mismo estilo clásico. A pesar de lo bullicioso del tráfico, se respira una tranquilidad sorprendente, donde los coches, a pesar de los conatos de atasco, van avanzando lenta pero silenciosamente, sin pitidos ni estridencias. 

Y como no debía ser de otra forma, tras haber sorteado la lluvia durante todo el día, es quedarnos veinte tristes kilómetros para llegar a nuestro bed and breakfast de esta noche en Louisburgh y ponerse a llover. Vamos, que la señora del alojamiento lo primero que nos ha dicho, con algo de angustia en la mirada, es si queríamos dejar algo en la secadora. Supongo que se estaba preocupando por si le dejábamos encharcada la habitación…

La cena de hoy ha llegado a un gitanolanderismo preocupante para nuestro nivel: con la lluvia y en un bed and breakfast alejado de cualquier civilización, hemos decidido cenar unas sopas instantáneas de esas que se hacen con agua hirviendo, que preveíamos hacer con los hervidores de agua que hemos ido encontrando en todos y cada uno de los alojamientos de este viaje Pues bien, el de hoy no tiene hervidor de agua. Por fortuna, en el grifo de agua caliente ponía un cartel de «Caution: very hot water», así que hemos probado si el water salía lo suficientemente hot como para hacer la sopa de sobre en condiciones. Y mira, pues sí. Bien rica que estaba. Eso, un trozo de fuet y una galletas de gengibre y ya tenemos la cena lista. Ahora a descansar hasta mañana, último día en el que dan lluvias generalizadas. Ya estamos planeando el ataque a los acantilados de Moher y posiblemente las Aran Islands con buen tiempo. Bona nit. Click.

13JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Sligo

[voy escribiendo el título este de LaRutaDeLasGaitas y pienso que en qué momento se me ocurriría ponerle ese título… Porque en Escocia sí, pero en Irlanda todavía no he visto ninguna… Bueno, tampoco he visto ningún pelirrojo aún, así que igual aún hay tiempo]

Y después de la reflexión del día, pasamos a relatar lo que ha dado de sí la ruta de hoy. Ni fú ni fá. Claroscuros. Luces y sombras. Etapa de transición transicional. Claro, mis ánimos no estaban muy arriba cuando al levantarnos he visto el panorama fuera. Por una parte, no llovía. Incluso algún claro se veía. Pero predominaba el negro borrasca. Y después del soleadísimo día de ayer, eso es un bajón.

En Derry (o Londonderry, depende) aún hacía sol. Entras y un pequeño murete de piedra te recuerda que entras en la ciudad amurallada. Y es cierto que su centro está amurallado, pero… ¡éstos no han visto Ávila! Muralla insulsa. Y en su interior, algún edificio interesante, como la catedral católica de St. Eugene. 

Luego tocaba el castillo de Glenveagh, en el parque nacional del mismo nombre. Bueno, el parque comenzaba a molar, con montañas onduladas llenas de pastos pero sin ganado. Pero siguiendo la premisa de este viaje, de solo pagar por entrar en determinados lugares ya previamente establecidos, el castillo no entraba en los planes. Tenía la esperanza de una buena foto desde el parking, o poder volar el drone… pero nada de nada. Así que nos fuimos de vacío. Ha sido una de las sombras. 

La cascada de Assarancagh no está prácticamente indicada en ningún lado. Tampoco es que sea especialmente espectacular, pero caía cerca de nuestra ruta. Pero mira, sorprendentemente ha molado la vista desde el drone. Enorme cascada no en cantidad de agua o en anchura, pero sí cuando ves desde qué altura el agua va pegando botes hasta llegar al pequeño laguito.

El Glengesh Pass ha sido otra de las luces. Avanzamos por un estrecho valle que rápidamente ascendía por sus laterales con unas pronunciadas laderas completamente verdes, mientras amenazantes nubarrones cubrían las cumbres. Las vistas aéreas no han decepcionado. 

Y luego, los acantilados de Slieve Leage. También espectaculares. Carreterita muy estrecha con caída espectacular sin valla en algunos tramos. Y arríba, unas vistas fantásticas de los acantilados, a pesar del fortísimo viento que acrecentaba la sensación de frío. Hemos comido abajo, en el parking, más resguardados del viento. Pero a pesar de ello, y como ya viene siendo habitual, la lluvia ha hecho acto de presencia antes del postre. 

Por último, y ya en tiempo de descuento, hemos llegado a la abadía de Sligo, que se encuentra en medio del pueblo. En Irlanda, aunque menos que en Escocia, siguen teniendo unos horarios muy raros, y cerraban a eso de las 18h, media hora antes de nuestra llegada. Y mira que desde fuera apuntaba maneras. Posiblemente, si el tiempo no lo impide, intentaremos una visita mañana. Aunque abren a eso de las 10…

Y ya instalados en una amplísima habitación en un hotel-spa de cuatro estrellacas ubicado en un campo de golf a precio de Bed and Breakfast (sí, a veces tenemos suerte), vamos a ver cómo gestionamos las lluvias que se prevén para mañana y puede que pasado. Vamos a ves si coordinamos los días de buen tiempo con las mejores visitas irlandesas pendientes. Os seguiremos informando, ahora me voy a hacer la digestión del Sligo lamb al punto que nos hemos zampado.

12JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Londonderry (o Derry)

Que los irlandeses son majos, ya nos lo habían dicho por activa y por pasiva. Pero es que esto es pasarse de majos. Los que me conozcáis sabéis que no soy mucho de interaccionar con la gente que no conozco. Pocas veces me verá alguien iniciar una conversación con alguien porque sí. De hecho, pocas veces pregunto. Pero si hoy no he hablado con más de media docena de desconocidos diferentes… 

– Hey! Tomad estos tickets del aparcamiento– nos dijo un motero en el parking de la Calzada de los Gigantes. –Nosotros nos vamos y no hay nadie en la garita, así que no nos los pedirán–. De hecho, una situación extraña para un británico, eso de saltarse las normas. Los irlandeses (aunque sean del norte) son mucho más latinos

Y así casi en una decena de ocasiones. Desde el señor que veraneaba en Cambrils, hasta el venerable anciano que nos hablaba del tiempo. O la señora que me preguntaba por el modelo de motocicleta y que si sabía que tenía que pasar una campaña…

Pero comencemos la crónica, que me alargo y hoy es muy tarde. Tras una breve pasada por los murales de la zona católica de Belfast y la tristemente famosa Divis Tower, hemos dado una vuelta por el Milltown Cementery. Asombroso poder entrar en moto entre las miles de lápidas. Gracias, Xavi por la info. Y luego para la Causeway Coastal Route a través de espectaculares paisajes de un verde intenso, hasta desviarnos para ver The Dark Hedges, esa carretera con árboles centenarios que se ha hecho famosa ahora por una simple escena de Juego de Tronos. La verdad es que me esperaba más. Es chula, y sabía que a ese hora estaría petada de gente, pero las fotos hacen demasiado honor al sitio. Le he quitado una estrella en mi clasificación particular. 

El puente colgante de Carrick-a-Ride es espectacular. No por el puente en sí, que no lo es mucho (ni por las 7 libras de entrada, que me parece una exageración), sino por el fantástico entorno en un día soleado. No me habría cansado nunca de seguir haciendo fotos. Luego nos hemos parado, así de casualidad en un pequeño puerto con dos casas mal contadas, Portbradden se llama. Allí hemos conseguido una tomas de drone de lo más espectacular.

Y luego el plato fuerte del día, la Calzada de los Gigantes. Al principio me he quedado un poco mustio, al ver el enorme complejo turístico de la entrada. Me lo imaginaba algo más… familiar en las fotos que llevo viendo toda la vida. Tras una agradable caminata de veinte minutos llegas a la calzada. Y no puedo decir otra cosa que ESPECTACULAR! Había mucha gente, eso sí. Pero es TAN grande, que puedes hacer fotos sin que se vean mucho, siempre que tengas paciencia y sepas encontrar el ángulo. Ha sido un gran momento, que ha borrado de un plumazo la mala impresión de la entrada. Y si de paso nos sale gratis gracias a la amabilidad de los moteros irlandeses, mejor que mejor!

Después, el Castillo de Dunluce, que ya con el sol algo bajo, no me ha parecido tan impresionante como pensaba. Yo le he quitado otra estrella. Y luego pitando para Derry. O Londonderry, dependiente que seas nacionalista o unionista. O católico o protestante. Y es que el tema independentista está aquí a flor de piel. Sobre todo hoy 12 de julio, día en que los de la Orden de Orange salen a la calle a reivindicar la pertenencia de Irlanda del Norte a la Gran Bretaña. Y alguna marcha hemos podido ver desde lejos. Hasta la señora del bed and breakfast nos ha dicho que hoy los restaurantes cierran más pronto porque la gente no suele salir esta noche por si hay altercados. «¿Entonces, es peligroso?», le he preguntado. «Hummmm… no, creo que no», ha dicho en un tono que no ha sonado muy convincente. Sea como fuere, hemos decidido no bajar a Derry y quedarnos a pocos kilómetros, a cenar lo poco que nos queda para completar la escasa y casi siempre idéntica carta de los restaurantes británo-irlandeses (que ya no sé cómo ser políticamente correcto).

Ale, buenas noches (o buenos días para la mayoría). Click.

11JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Belfast

Aparcamos nuestras motos frente a la playa, entre un Fiat 500 de alquiler y una furgoneta algo destartalada. De ella salió un hombre que ponía agua en un bol para que bebiera un enorme Malamute. 

– Doctor Jaus and Mary Poppins!!– dijo señalando los logos de nuestras maletas. –Great!!

Se notaba que el hombre tenía ganas de conversación. Así que le seguí con la mirada. 

– Este lugar es fantástico– me dijo. –Ayer hubo una puesta de sol espectacular–. Y nosotros que llevamos diez días hartos de agua…

Después de conversar sobre de dónde veníamos y hacia dónde nos dirigíamos, preguntó si habíamos comido. Y casi sin esperar respuesta apareció con un paquete de salchichas.

–No es necesario cocinarlas– dijo. Se pueden comer así y están riquísimas.

Vaya… Y nosotros que ya nos habíamos terminado el fuet… Solo pudimos intercambiar las salchichas por algo de conversación. Sobre lugares idílicos de Irlanda donde bañarse a la luz de la luna, o sobre los Catalan Dragons, equipo de rugby de Perpignan. 

Sin lugar a dudas fue un gran momento. Superior incluso a la catedral de Glasgow, que habíamos visitado horas antes. Sus vidrieras y su piedra ennegrecida por el tiempo la hacen especial. O Portpatrick, un tranquilo y bellísimo puerto pesquero del sur de Escocia, donde acabamos de dar cuenta a las salchcichas de Robert -que no sé si se llamaba Robert, pero podría ser– ante la atenta mirada de una pizpireta gaviota, que poco después se empeñó en amenazar nuestro drone con varias pasadas de ataque.

Y tras unas horas de ferry donde un generoso grupo de chicas y señoras entraditas en años -y en carnes- vaciaba el bar del barco mientras farfullaban a grito pelado, llegamos a Belfast. Un 11 de Julio, que sin saberlo se ve que es un día especial aquí. Tanto los protestantes unionistas como los católicos nacionalistas queman enormes hogueras hechas de pallets rememorando nosequé historia de hace siglos. Lo que en su día era un hecho lúdico, durante años se convirtió en un evento reivindicativo nacionalista. Porque Belfast tiene su muro. Y no de adorno como es ahora el de Berlín. Hasta calles cortadas, hemos visto. Murales políticos en la zona católica, calles llenas de Union Jacks en la protestante. Y entre todo eso, decenas de coches policiales fuertemente protegidos patrullándolo todo. 

Un viaje no es un viaje si no acabas aprendiendo cosas. Y hoy hemos aprendido generosidad en forma de salchichas e historia reciente en forma de muros y hogueras. Estoy deseando ver qué aprendo mañana.

10JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Stirling

Hoy, día de transición. Transition day. O de descanso activo, que dirían los ciclistas. Vamos, que hemos hecho pocos kilómetros para lo que podía haber sido. Hemos salido de Oban con un día soleado –sunny day– pero se nos ha acabado pronto la cosa. Primero fueron las nubes, y luego llegó el agua. Para variar. For variation

Por suerte hemos podido llegar secos al castillo de Kilchurn. Pero ya que pasábamos por ahí, que por no estar, no está ni indicado. Pero yo que soy muy listo, lo tenía previsto. Nos hemos parado en un apartado de la carretera y hemos volado el drone. Flying the drone. Que ya hacía días. Que entre unas prohibiciones y el mal tiempo, llevaba en el dique seco un tiempo. Y poco después ha comenzado a llover. Oh, no! It’s raining again! Y ya no ha parado. Non stop.

La cosa era rodear el Lago Lomond y luego ir a la región de Trossachs. Pero con el mal tiempo que hacía, tampoco lo hemos disfrutado mucho. En algún momento ha parado de llover, justo cuando nos hemos tomado una sopa del día, soup of the day en Aberfoyle. De acelga y patata. Y luego nos hemos metido en una tienda de productos típicos de lana, The Scottish Wool Center como unos jubilados más. Para estar secos y calentitos, fundamentalmente. Pero luego había que volver a la cruda -y mojada- realidad. 

La penúltima parada del día era en la Inchmahome Priory, unas ruinas del siglo XV que se encuentran en una pequeña isla en medio del único lago escocés. A ver… no es que sea el único. Pero sí que es el único que se denomina lake: todos los lagos en Escocia son loch menos el Lake of Menteith, donde se encuentra dicho priorato. Y la verdad es que no ha sido una buena visita. Nos hemos envalentonado en un momento en el que prácticamente no llovía, pero ha comenzado a hacerlo nada más coger la barca que nos llevaba a la pequeña isla. Mira, cosas que pasan, things that happen. Pero es que luego las ruinas estaban valladas en todos y cada uno de los puntos más fotogénicos, como hecho ex proceso para fastidiarte la foto. Y todo ello por el módico precio de 7,5 libras cada uno, seven and a half pounds each. Una caca. A shit.

Y la última parada, ya con ganas de ir a secarnos al hotel. El William Wallace Monument, que hemos visto desde el parking, porque para ver las vistas de Stirling desde arriba, os aseguro que no hacía día. No day for panoramas. A ver si mañana el día mejora y replanteamos visita al menos a Holy Rude y sus vigas de roble. Que mañana es otro día de transición, another transition day porque nos toca traslado para pillar ferry a Irlanda. 

Seguramente no os habréis dado cuenta, pero de manera muy subliminal habéis estado aprendiendo inglés durante esta lectura. Al menos para que os sirva de algo este ratico. Aproveching the rate.

09JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Oban

Como se supone que esto es una crónica y que tengo que contar lo que nos pasa a diario, vamos a ello. Aunque prefiero siempre incidir en alguna anécdota o hecho que me haya llamado la atención durante la jornada. Pero si hoy hago eso, me centraré en que POR FIN HEMOS VISTO EL SOL MÁS DE TREINTA SEGUNDOS SEGUIDOS y no os contaré todo lo demás, que ha sido mucho.

Todo ha empezado en la isla de Skye, poniéndonos los trajes de moto que seguían chorreando del día anterior. Pensábamos durante el desayuno -por cierto, pedazo de desayuno con vistas- que iba a ser un asco, pero mira, tampoco ha sido para tanto. Un poco de fresco, y a esperar que el viento lo seque. Pero no, no se podía secar si seguía lloviendo. Un txirimiri de esos calabobos. A ratos un girón en las nubes nos mostraba cómo de intenso podía ser un verde, pero eso era en contadas ocasiones.

El castillo de Eilean Donan, ahí flotando en el lago es siempre un momento a recordar. Llueva o no. De hecho ni me acuerdo si lo hacía en ese momento. Unas fotillos desde el parking y a seguir, que teníamos ferrys reservados de entrada y salida de la isla de Mull, y no me gusta hacer tarde a estos eventos. 

La isla de Mull nos recibe con más y más agua. Al principio, ni fu ni fa. Pero seguramente era por el agua. Nos hemos parado en su pueblo más turístico, Tobermory. Buah!! ¡Qué preciosidad de colores en sus fachadas! Seguía lloviendo, así que nos hemos refugiado en un restaurante a comer la sopa del día y una hamburguesa de agnus de Aberdeen. Mientras fuera parece que quería dar un respiro.

Hemos seguido rodeando la isla por su parte norte, cuando al parecer quiso parar de llover. De hecho, vimos la porción de cielo azul más grande en lo que llevamos de viaje. Si a todo eso le unimos unas vistas de ensueño, el placer ha sido casi absoluto. Solamente lo empañaban lo malas de las carreteras. Single track y llenas de gravilla. Y mojadas. What else?

Por supuesto, entre tanta borrachera de sol y de colores, se nos iba haciendo tarde para el ferry de salida de la isla, así que los castillos previstos los hemos dejado para otra ocasión. Bueno, el de Duart lo hemos podido ver desde el ferry hacia Oban. 

Y en Oban… Sol!! Una puesta de sol como hacía tiempo que no habíamos visto. Y todo ello mientras dábamos cuenta de un tradicional  con su vinagre y todo. Ha sido un momentazo que hemos compartido con un par o tres de osadas gaviotas que se han empeñado en probar nuestro cod y nuestro haddock

En definitiva, bien está lo que bien acaba. Y hoy nuestros trajes de moto han acabado secos. Ya era hora. Bona nit. Click 

08JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Isla de Skye

Pero vamos a ver. ¡Que se supone que estamos en verano! Desde que hemos comido (un estofado de carne con guisantes, que sabía a de todo menos a estofado o a guisantes… lo peor de todo es que me ha acabado gustando…) en un descansillo de la carretera, no ha parado de llover. De arreciar agua, mejor dicho. Porque entre el viento y la lluvia, el agua venía de todos lados. Han sido unos últimos 100 kilómetros por el norte de la isla de Skye algo agónicos. Y encima el guesthouse hoy era de mírame y no me toques. Lujo por todos lados. Hasta en el precio, claro…

Pero vamos, que el día ha empezado sin lluvia. Incluso algunos momentos me pareció ver el sol. Y los paisajes… ¡salíamos de uno y nos metíamos en otro mejor! El valle de Torridon es… juntamente con toda la zona de Applecross y el norte de la isla de Skye lo más parecido que me he encontrado a las islas Lofoten noruegas. De hecho gran parte de la ruta nos la hemos pasado intentando dilucidar si lo de hoy era mejor o peor que Lofoten… A la par, diría yo. Y eso viniendo de mi, es mucho decir.

El Applecross Pass (lo que viene siendo el Bealach Na Ba viewpoint) me ha regalado un momento Stendhal con pocos precedentes en mis viajes. De esos que cuando miras el paisaje solamente aciertas a emitir una risa floja. La mandíbula te baja hasta tocar con el esternón y no logras emitir sonidos inteligibles. Solamente gruñidos guturales de asombro. Pero he de avisaros que por mucho que me he esmerado, las fotos no hacen justicia. 

Y la isla de Skye… Bueno, seguimos para bingo. Sus montañas afiladas y tapizadas de un verde intenso se posan grácilmente hasta las orillas de los múltiples fiordos (no sé si geológicamente son fiordos en realidad, pero tienen un aspecto de lo más parecido). La subida al Old Man of Storr ha sido también épica. Amenazaba lluvia (de hecho llovía en el parking) pero hemos tomado una buena decisión al subir hasta allí, ya que cesó la lluvia y valió la pena a pesar de la escasa visibilidad. 

En definitiva, que me extiendo demasiado para las horas que son y el sueño que tengo: Escocia es un viaje INDISPENSABLE para los que nos gusta disfrutar de los paisajes en moto. Lo digo ya sin necesitar acabar el viaje. Llueva, haga frío o estén los alojamientos por las nubes. Vale la pena. Sí. Palabra.

07JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Gairloch

Houston, tenemos un problema de wifi. Las ondas no han llegado a esta remota parte de Escocia, así que seré breve. El día comenzaba gris y húmedo. Aunque lo que yo creía que era lluvia no era más que humedad de la noche. De las pocas horas de noche que hay en estas latitudes, porque a las cuatro y pico ya sale el sol. Además, la señora del B&B así me lo ha confirmado. 

–¿Mal tiempo? ¡No! Los cielos están de color gris claro. Hoy no lloverá– aseveró convencida. Y así fue.

Las carreteras del inicio del día han sido de las de pararse tres veces en veinte kilómetros. O quince veces en treinta. La mayor parte de ellas de aquellas que te ponen single track, please permit overtaken in the passing points. O lo que es lo mismo: carretera estrecha, pero de las estrechas estrechas. 

Y hoy tocaba excursión a pie. Han sido unas buenas tres horitas para ver el Old Man of Storr, una piedra de proporciones megalíticas que se mantiene en equilibrio en la costa, frente a los acantilados. Y el recorrido ha sido campo a través, porque prácticamente no estaba indicado en lugar alguno. Un recorrido espectacular por los acantilados que albergaban incluso una pequeña colonia de focas.

Y luego, descendiendo ya hacia el sur, pasando por Ullapool y acercándonos a la isla de Skye, destino de mañana. Pero eso será otra historia. Os he dicho que sería breve, no? Pues eso. 

06JUL2017. LaRutaDeLasGaitas. Armadale

_smr1802Si algo estoy aprendiendo en este viaje es a no fiarte de las previsiones meteorológicas. ¡Y mira que yo uso aplicaciones fiables! VARIAS aplicaciones fiables. Pero en Escocia todo eso no sirve. Me desperté por la mañana algo enfurruñao; llovía y la previsión era que lo haría durante todo el día. La única buena noticia era que los dos días siguientes al parecer iban a ser secos. Salimos del hotel en Inverness lloviendo, pero la lluvia no ha durado mucho más que unas decenas de kilómetros. Fue llegar al Lago Ness y parar de llover. Y luego, durante todo el día se ha mantenido. A veces con muchas nubes, a veces con menos… Incluso a ratos hemos visto el sol. Y de lluvia… bueno, a última hora nos han caído cuatro gotas. Este es el clima escocés: va a tener razón ese dicho de que puedes tener todas las estaciones en un solo día…

El día se ha ido sucediendo a la par que los prioratos ruinosos como el de Beauly o los castillos pomposos como el de Dunrobin. Castillo tras castillo íbamos avanzando hacia el norte. Alguno no ha dado casi nada de sí, como el de Sinclair. Pero lo que no ha cambiado durante todo el recorrido han sido los maravillosos paisajes en cientos de tonalidades de verde, que si fuera chica incluso las podría haber distinguido todas ellas (ya sabéis, los chicos vemos como máximo el verde botella y el verde turquesa, que resulta que no es verde sino azul).

Y llegamos a John O’Groats. O como les gusta decir a los británicos, the end of the road. Para ellos el mundo se sitúa entre «el final de la carretera», en John O’Groats y  Sennen, donde está Land’s End o «el final de la tierra». Son los puntos más septentrional y austral de la isla. Y el resto del mundo se las trae floja. Ole tus güevos. Ponen señales conmemorativas, tiendas de recuerdos y nosécuántos carteles. No tanto como Nordkapp en Noruega, pero la sensación cuando llegas a John O’Groats es parecida. Y nosotros que tenemos en España el punto más al sur del continente y no lo sabemos explotar… Aish.

En este viaje también he aprendido a valorar los Bed and Breakfast. Nunca me he sentido cómodo durmiendo en casa de nadie. Como que me sabe mal molestar. Y un B&B es exactamente eso, dormir en casa de alguien. Claro, que con lo que pagas, como que algo de derecho a molestar debes tener… Pero nunca ha sido una de mis primeras opciones a la hora de buscar alojamiento. Pero por alguna zona de las highlands escocesas es la única opción válida. Y la de hoy, en Armadale House es excepcionalmente válida. Una casa antigua, pero exquisitamente reformada por dentro. Renovando parte de lo antiguo y restaurando el resto. Habitación amplia, muy amplia. Trato exquisito. Por primera vez me siento cómodo en casa extraña.

Mañana cumplimos la primera semana de viaje. Eso quiere decir que nos quedan aún unas cuantas. Esto no ha hecho más que empezar y ya estamos encantados con lo que nos encontramos por el camino. Y casi sin temor a equivocarme, creo que mañana habrá más y mejor. Seguro. Y vosotros que lo veáis. Bona nit. Click.

A caballo entre Bosnia y Montenegro. Retorno al Este. Cap. 6

De eso que buscas un sitio donde parar para quitarte el casco y que las orejas respiren un poco. Porque mira que llevamos horas con el casco puesto. Pues eso, que vas a parar y ves un cartelito que pone en cirílico «Piva Manastir«. Pues para ahí que nos vamos. Un parking cuidado, un autocar esperando y una iglesia de piedra muy cuidada y casi completamente rectangular, de esas que solías hacer con el Exin Castillos. «Nada del otro mundo», piensas. Pero la curiosidad te hace entrar. Y ahí dentro descubres esto:


No había ni un centímetro cuadrado de toda la iglesia que no tuviera su fresco. Precisamente eso es lo que pensaba ver en varios monasterios búlgaros y rumanos, pero no esperaba verlo tan pronto. Y menos de casualidad. Pero comencemos por el principio.

No es casual que Mostar tuviera una Plaza de España, después de nuestra presencia en esa ciudad en la guerra de los Balcanes. Precisamente fue el ejército español el que habilitó un puente provisional cuando los croatas se cargaron el original. Fuimos a verla antes de dejar Mostar, por la mañana. La plaza muy remozada y bonita, pero en todos los alrededores se podía aún sentir el dolor de la guerra. 

Sí que fue casualidad pararnos en un monumento megalítico, de esos que le gustan a los antiguos estados pro-comunistas del telón de acero. Un monumento en memoria de nosequé batalla. Por la colina ascienden sendos tramos de escalera interminable, para acabar en un monolito simétrico sin excesivo sentido.

Y tras la frontera con Montenegro y el típico puente con estructura metálica y suelo de madera, llegamos lloviendo al cañón de Piva. No fue casualidad, ya que ya lo había recorrido un par de veces, y Belén debía ver la sucesión de túneles excavados en la roca al lado del tremendo precipicio que albergaba el río con tonalidades turquesas.

Y la bahía de Kotor, llegando desde las alturas, ha sido espectacular. El sol se atrevía a salir durante unos instantes, pero parecía seguir tímido. Unos cuantos tornantis y rampas con suelo de cemento nos llevaron hasta nuestro apartamento. Y por la noche, el paseo nocturno por Kotor ha sido de lo mejorcito. Daban ganas de quedarse algo más de tiempo, para saborearlo de día. Una infinidad de callejuelas empedradas y edificios regios primorosamente conservados, así como un buen puñado de antiguas iglesias, todo ello coronado con una muralla que zigzaguea por la montaña en un equilibrio imposible. Y basta ya de descripciones, que me emborracho de adjetivos. 

La cena… Seguro que Belén os habla de la cena. Yo de momento, me voy a descansar, que mañana toca atravesar Albania, y eso no es moco de pavo.