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De la A a la Z: Albacete

Albacete es una de esas provincias en las que injustamente no piensas cuando planificas un viaje. De buenas a primeras no se te ocurre ningún punto de interés que justifique una ruta por sí misma, pero al atravesarla en ruta hacia algún otro lugar, te das cuenta que tiene golpes escondidos.

Pasaje de LodaresAlbacete capital es una ciudad amable, con un centro paseable y agradable. Si he de destacar algún lugar que me interesó turística y fotográficamente, es el Pasaje de Lodares, un pequeño pasadizo cubierto que no deja de ser una de las primeras galerías comerciales del país. Las tiendas se agolpan a uno y otro lado, mientras los balcones de viviendas centenarias te enmarcan en una foto sacada de otro tiempo. Muy recomendable. Y si hablamos de cenar, el Asador Concepción nos proporcionó unas tapas exquisitamente elaboradas.

En la provincia no puedo dejar de destacar las Hoces del Júcar. Las descubrimos casi por casualidad en un regreso desde Alicante, y no dudamos en visitarlas más profundamente en un viaje posterior hacia el sur. La recomendación es comenzar el recorrido en Alcalá de Júcar, bajando hasta el pueblo desde el norte por una carretera con unas vistas excepcionales mientras baja al cañón. Después de visitar la población (no te pierdas el puente romano) debes Alcalá de Júcarseguir por la carretera B-5 que te llevará hasta Jorquera rodeado por las paredes del cañón, de formas caprichosas y curiosas. Y allí desvíate hasta el mirador de la población que hay en la AB-880. Y luego vuelve a bajar al pueblo, para seguir hacia el oeste nuevamente por la B-5, carreterita muy estrecha que te llevará por diversas poblaciones compuestas exclusivamente por casas-cueva incrustadas en las paredes de las hoces. En Alcozarejos se acabó la diversión y las hoces.

JorqueraContinúan en mi lista de lugares a visitar diferentes puntos de la provincia, como las Hoces del Cabriel, en la frontera con la Comunitat Valenciana, la ermita de Ves, el túnel del Molinar, en el embalse de mismo nombre o el pintoresco pueblo de Ayna. Así que como dijo Terminator… «volveré».

De la A a la Z: Álava

Con motivo de haber completado la lista de provincias peninsulares recorridas en moto, comienzo aquí un ligero repaso conmemorativo. Desde estas pocas líneas viajaremos una por una a cada una de ellas, remarcando lo que más me ha impactado. Conviene incidir en que esto no es una guía de viaje ni pretende serlo, sino que son ligeros apuntes que, si bien el viajero ávido de experiencias puede utilizar para nuevas ideas en sus rutas, solamente pretende avivar mi memoria. ¿Dispuesto? ¡Comenzamos!

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Álava tiene únicamente un gran fallo: Está demasiado cerca de Zaragoza, nuestra base de operaciones. Eso significa que no le he prestado suficiente atención, y que durante las rutas del fin de semana ha sido un mero lugar donde pasar la noche del viernes. Aún así hemos pasado ratos memorables.

Vitoria, su capital es una ciudad sorprendente con varios puntos de indiscutible importancia. Su almendra medieval es uno de ellos, ya que las estrechas calles muy comerciales están repletas de vida a cualquier hora. La catedral de Santa María (la catedral vieja) estuvo de restauración bastante tiempo, pero creo que es una joya gótica de especial interés. Asómate también a la plaza de la Virgen Blanca, verdadero centro neurálgico de la ciudad. Amplios espacios irregulares, con lugares pintorescos en todos sus rincones. Además Vitoria cuenta con interesantes y sorprendentes murales a todo color en muchos de sus edificios. No te los pierdas! Y para cenar, nada mejor que el restaurante IKEA, donde rodeado de una decoración en madera diseñada por Mariscal te encontrarás sorpresas culinarias de primer nivel en un ambiente muy distendido.

¿Y en el resto de la provincia? Me quedo con la Rioja Alavesa y sus bodegas, donde el diseño arquitectónico se ha empleado a fondo. Bodegas como la del Marqués de Riscal en Elciego o Ysios en Laguardia bien merecen una parada.

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Salto del NerviónLas salinas de Añana también nos sorprendieron, aunque recuerdo que el día fue lluvioso. Múltiples terrazas ascendían por la colina haciendo reposar el agua para extraer sal. A los que venimos de las orillas nos sorprende ver este tipo de instalaciones lejos del mar.

Nuestra asignatura pendiente la tenemos con el Salto del Nervión, en la frontera con Burgos. Dicen que es el salto de agua más alto de la península, pero la única vez que intentamos verlo estaba completamente seco. Así que deberemos volver en alguna época más propicia.

En definitiva, una ciudad sorprendente y una provincia con muchos alicientes, a los que además deberemos añadir un sinfín de carreteritas que pierden entre verdes colinas y los preciosos caseríos vascos.

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