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La Ruta de los Pirineos. Agosto 2018

IMG_1568Ya no sé cuántas rutas de los Pirineos llevamos, unas cuantas. Pero es un destino donde puedes encontrar paisajes que quitan el hipo, pueblos de montaña con encanto, y sobre todo -y eso era lo que buscábamos esta vez- temperaturas agradables en verano.

Pero el viernes fue día de tormenta veraniega, y tuvimos que anular algunos de las visitas previstas para no exponernos mucho a la lluvia. Incluso tuvimos que pasar unos minutos en un bar de Torà esperando que pasara el frente fuerte de tormenta. Pero finalmente llegamos a Andorra incluso con tiempo de realizar algunas compras moteras. Y por la noche, la tradicional -para nosotros- cena en una pequeña pizzería donde hacen unas sopas de cebolla de muerte.

Por la mañana, y ya pasando frío en el Pas de la Casa, bajamos por la vertiente francesa con una copiosa niebla (no habíamos venido a por el fresquito? Pues TOMA DOS TAZAS!). El primer destino eran las grottes de Mas d’Azil, una cueva enorme -pasa la carretera y un río por dentro- muy similar a la Cuevona de Asturias, quizá algo más grande, pero con menos encanto. De todas formas, destino curioso.

IMG_1552Luego la idea era recorrer diferentes puertos de montaña del Pirineo francés, así que enfilamos el Portet d’Aspet, el Peyresourde y el Col d’Aspin. Pero lo más destacable fueron los pequeños pueblos en los que paramos o a descansar o a tomar un café, que nos sorprendieron sin esperarlo, como deben ser las sorpresas: Saint-Girons, con su relajante río, su mercadillo y bullicio, o luego Bordères-Louron, por citar alguno.

Nos saltamos el Tourmalet, ya algo cansados, para llegar a Lourdes a una hora decente. ¡Qué cantidad de gente! De todos los países imaginables. Peregrinos MUY entraditos en años que paseaban entre las callejuelas repletas de tiendas de merchandising católico con sus sillas de ruedas… Cenamos estupendamente unas galettes bretonas en L’Epi d’Or y luego nos acercamos a la basílica para ver a cientos de fieles con sus velas rezando a la caída del sol…

IMG_1561Y el domingo, de vuelta. El Portalet siempre reconforta, con sus espectaculares vistas, sobre todo por su lado francés. Y después, dos pequeñas perlas, la iglesia de San Juan de Busa, una peculiar iglesia románica, y el monasterio de Santa María de Obarra, que a pesar de ser más grande, no me pareció una visita recomendable.

Y así acabó el día, esperando ya al próximo fin de semana, donde nos adentraremos ya más a las profundidades de Europa. De momento, ya sabéis que en el apartado Libros de Ruta de este mismo blogtenéis disponibles el track de esta ruta y el pdf de nuestro cuaderno de viaje.

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Escapada a Andorra a por la RevIt!

Desde que pasé tanto calor este verano vengo pensando en una solución. Mi chaqueta Dainese, va fenomenal en invierno y en entretiempo, pero es excesivamente calurosa en verano. Fue imposible aguantar los más de 40ºC que tuvimos que soportar en más de la mitad del viaje a Estambul. Tras barajar diferentes posibilidades, y asesorado convenientemente, finalmente me he decantado por la RevIt! Defender GTX. La gente de MotoSprint-Shop de Andorra me ha tratado de una manera excepcional, con una profesionalidad extraordinaria.

Una chaqueta tricapa, de GoreTex con ventilaciones suficientes para soportar viajes al Sahara y material térmico como para no pasar frío en excursiones invernales.

Esa fue la excusa para pegarnos una pequeña ruta desde Barcelona, pasando por Zaragoza para recoger a Belén, hasta Andorra. Hemos descubierto carreteras tan bonitas como la de Aínsa a Castejón de Sos, con unos cañones de vértigo. Hemos visto las primeras nieves en el Pas de la Casa. En definitiva, hemos disfrutado de otro fantástico fin de semana rutero. Por desgracia, cuando llegamos a casa nos enteramos de la trágica muerte de Marco Simoncelli. A pesar del blanco inmaculado de mi chaqueta RevIt!, el mundo motero está de luto. Va por tí, SuperSic!

 

BCN-ZAZ-AND-BCN


EveryTrail – Find hiking trails in California and beyond

Cortándonos las alas

Un idea pasó por mi cabeza y esta vez la cogí al vuelo. El sol estaba brillando allá en lo alto, y el azul del cielo invitaba a pasear en moto. Era un buen día para coger la BMW y lanzarse a la carretera. La Copa Triangular de Vuelo Acrobático se celebraba en La Seu d’Urgell, a pocos kilómetros de Andorra. Me apetecía hacer unas pocas fotos de aviones en acción después de tantos meses. Pero eso, como suele pasar siempre, es lo de menos, una simple excusa para hacer unos cuantos kilómetros.

No voy a hacer una descripción más o menos barroca de los paisajes, en su mayoría muy conocidos, que me encontré hoy. Ni de las sensaciones que te provoca ese viento cálido del verano en la cara. Ni del placer de ir en moto por ir en moto. De hecho, no iba a escribir esta crónica. Los 350 kilómetros de hoy son como los que tantos y tantos moteros realizan cualquier fin de semana de peregrinaje a Andorra -donde acabé, como era de esperar, para comprar algunas cosillas de cara a #LaRutaDeOriente-. Pero rondan en mi cabeza algunas ideas que me gustaría expresar antes de que se desvanezcan entre mis pocas neuronas.

Una vez, cuando tenía 18 años, me fui a Andorra con una RD80 solamente a comprarme unas zapatillas deportivas. A las 5 de la tarde, ya estaba en casa nuevamente. El placer de conducir… El placer de curvas y más curvas mientras te acercas a las montañas del Pirineo… Hay tantos placeres en la carretera… Hoy esperaba encontrar lo mismo. Pero no fue así, al menos en parte.

¿Por qué la Administración se empeña en cortarnos las alas con la excusa de nuestra propia seguridad? Las curvas y más curvas que yo recordaba de niño -sí, he ido muchas más veces a Andorra, pero generalmente por rutas diferentes a la de esa primera vez… o a la de hoy-, no estaban allí. Túneles y más túneles dejan la antigua carretera a un lado, abandonada, con sus trazadas mustias y sus paisajes olvidados. Desaparecen allá, a derecha e izquierda, mirándote con tristeza mientras tú te adentras en la boca insulsa y aburrida de un nuevo túnel.

Los pocos tramos de curvas que aún perduran aparecen en su mayoría encerrados en líneas continuas que te impiden adelantar con ligereza -y siempre con prudencia- en zonas donde hace pocos años las alegres líneas discontinuas te invitaban a su fiesta. ¿Por qué no confía la DGT en nosotros, como lo hacía hace unos años? ¿Por qué no me deja poder de decidir cuándo adelantar? Creo que por unos cuantos inconscientes que adelantaron donde no debían estamos pagando todos el pato. Por favor, quiero recuperar mi presunción de inocencia y la confianza de que soy buen conductor. No?

Solamente el tramo que une Solsona con Oliana me arrancó una amplia sonrisa. Curvas trazadas para disfrutar, rápidas en su mayoría, tan peligrosas como tu miedo y tu prudencia te deje. Enlazarlas ha sido lo mejor del día. O casi.