De Bilbao a León. Hemos vuelto!

comillasDespués de meses de esperarlo, ya lo teníamos. El A2 de Belén lucía resplandeciente en su bolsillo. Bueno, de momento el resguardo acreditativo. Pero nos daba exactamente igual. Su BMW F650GS esperaba expectante su primera ruta con nosotros. ¡Pobre! ¡No sabe dónde se ha metido! Ese viernes hacía algo de calor y el sol aún no se había ocultado, pero lo haría pronto. Enfilamos carretera hacia Logroño, en ese fatídico tramo de treinta kilómetros donde no puedes ni adelantar ni pasar de ochenta. Pero lo hacíamos contentos. ¡No todos los días se estrena moto!

Por vez primera, los camiones quedaron atrás con facilidad. Claro, Belén tuvo que aprender cosas nuevas, como qué es eso de adelantar en una carretera y calcular las distancias con precisión. Pero es una alumna aventajada y pilló en truquillo rápidamente. Oscurece y nos abrigamos un poquito más. Quizá demasiado poco para evitar pasar frío tras Vitoria, ya que por el puerto de Barazar nos cayeron chuzos de punta. ¡Menudo estreno!

Llegamos a Bilbao a eso de las diez y pico de la noche. Ya solo lloviznaba, como suele hacer en Bilbao todos los días del año. Al menos esa es la impresión que he sacado de todas las veces que he estado allí. El destino de ese viernes era ese por una razón concreta: había quedado con Carlos, un bilbaíno de los del Athletic que se venía el el grupo de IMM en el viaje a Cabo Norte de este verano… hasta que se dejó los huesos en el asfalto alemán tras una fea caída. Y como le prometí en la ambulancia, en cuanto pudiera le iría a visitar a Bilbao para devolverle a su mascota, un fierísimo león de peluche llamado Pitxitxi al que yo llamé durante todo el viaje «Piticli» (ay, piticli bonico…). Y así lo hicimos, disfrutando de una magnífica velada con su mujer en… el restaurante de la Peña del Athletic. Menos mal que al menos comimos de fábula, como no puede ser de otra manera en Euskadi. Podéis leer la crónica pormenorizada de esa noche, en su blog.

portugaleteLa mañana siguiente amaneció fresca pero soleada. El primer destino del día era Portugalete. No por nada en especial. O sí. Porque no había visto aún su puente colgante. Y estaba en la lista de elementos pendientes desde hacía tiempo. Sorprendente, sobre todo por su altura. Y porque las cestas donde personas y vehículos cruzan la ría a escasos metros del agua, colgando de larguísimos cables de acero, se asemejan a sendos autobuses. Y porque lejos de ser una atracción para turistas, sigue siendo un medio fundamental para que los lugareños crucen la ría. Después del desayuno y de reconfortarnos con los olores de las verduras frescas del mercado ambulante que se instala allí los sábados, iniciamos verdaderamente la ruta. A las 11 de la mañana, quizá un poco tarde, es cierto.

La autovía de Bilbao a Santander es divertida. Curvas, buenas vistas y subidas y bajadas que te hacen estar atento. Sobre todo cuando puedes alcanzar los 120 km/h por vez primera en dos años. Y es que Belén ahora sigue mi ritmo de ruta sin dificultad, pero a esas alturas del fin de semana, con algo de prudencia. Mejor así.

santillanaLa primera parada del día la hacemos en Santillana del Mar. Sí, uno de los pueblos que siempre salen en la lista de los más bonitos de España. Esas listas generalmente no contentan a nadie, pero nadie duda que Santillana tenga que estar en ellas. Por derecho propio, las calles empedradas del casco antiguo, las casas señoriales, las torres góticas de la plaza mayor, y por supuesto la Colegiata de Santa Juliana, se han convertido en uno de los rincones más bonitos que he visitado. Y no era la primera ni la segunda vez que estaba. Pero ese sábado todo era resplandeciente: el cielo, el pueblo, y nuestro ánimo. No importaba que fuera ya la una de la tarde y seguíamos paseando por las calles de Santillana. Aunque tuviéramos aún muchos kilómetros y muchas paradas hasta León. Tras varios meses sin rutear juntos, queríamos disfrutar de cada uno de los momentos que nos ofrecía el día. Sin prisas.

Comillas lo pasamos casi en un suspiro, adelantando unas cuantas motos viejunas que habían venido desde la lejana Gran Bretaña. Norton, Royal Enfield,… sacaban un humo blanquecino mientras recorrían las carretera cántabras a una velocidad que nos recordaba otras rutas con la Derbi. Y por segunda vez me salté la visita al capricho de Gaudí, quizá ya acostumbrado a las mucho mejores obras que el arquitecto tiene en Barcelona. Y por segunda vez Belén me lo recriminó. Me temo que a la tercera irá la vencida. Tras desviarnos por pequeños caminos para observar desde lo lejos la Universidad Pontifícia, volvimos a la carretera rumbo San Vicente de la Barquera.

Si he de destacar algo del pueblo que hizo famoso Bustamante, es mirar a la izquierda cuando pasas el puente por el que se accede a la población. Los verdes pastos se confunden con la ría, en un paraje que para mi, aventaja en belleza a la típica foto del pueblo que todos sacamos -yo incluido- desde sus playas. Y allí comimos sardinas asadas con sabor a Cantábrico.

Con el regusto salado del Cantábrico aún en la boca, nos despedimos de los paisaje marítimos para adentrarnos en los montes. Hacia Puentenansa, para coger desde allí la CA-282 hacia La Hermida. La carretera se estrecha entre praderas infinitas y peñascos de roca desnuda, sin parecer poder salir de ese valle. Cada recodo del camino, cada paso entre las laderas escarpadas, nos descubría un poquito más de la Cantabria interior. Y así, casi por sorpresa, llegamos al desfiladero de La Hermida.

leebPara mi, ese desfiladero era especial. No por sus paisajes, ya que no es ni de lejos de los mejores que he recorrido en moto. El de los Beyos, por ejemplo y sin salirse de Picos de Europa. Pero desde que lo recorrí hace miles de años con mis padres, siempre me pareció especial. Quizá porque me hacía gracia lo de «Hermida«, en una época que Jesús era presentador habitual en mi tele. O quizá porque aprendí el significado de la palabra desfiladero, que si te pones a pensar, tiene su qué. Sea como sea, lo pasamos rápidamente -sí, ¡ahora podemos pasar cosas rápidamente!- hasta llegar a Santa María de Lebeña, la ermita mozárabe donde encontramos reposo momentáneo y disfrutamos del silencio de las escarpadas paredes de Picos de Europa.

Potes nos recibió con gaitas y panderetas ocupando toda la calle, mientras la banda hacía las delicias de las residencias de ancianos de la zona. Y que me gusta el sonido de las gaitas, oye… pero cuando ya vas algo tarde en la ruta, esperas que cuanto menos el policía local no se olvide de ti y te de paso en algún momento. Y así llegamos a Santo Toribio de Liébana, donde nos tuvimos que refugiar del griterío de una bandanda de niños que jugaban en su plaza. Dentro, el austero pero elegante gótico alberga una capilla -ya barroca y por ende bastante más hortera- donde se encuentra el lignum crucis, dicen que el pedazo de madero más grande de la cruz de Cristo. Una vez leí que si juntábamos todos los lignum crucis que hay esparcidos por el mundo, podríamos construir un puente colgante. Pero eso no le quita mérito al de Santo Toribio, adorado desde hace más de 1500 años.

picosEn lugar de subir a Fuente De, decidimos seguir hacia el puerto del Glorio, ya que el tiempo apremia. Buenas curvas y mejor asfalto. Mirando por el retrovisor, me doy cuenta que Belén mejora kilómetro a kilómetro. Se le ve disfrutando plegando la GS con facilidad, y acelerando a la salida de las curvas aunque fuera en subida, algo nuevo para ella. Justo en la cima del puerto, si se coge una pista de cemento que sale a la derecha, se llega hasta el monumento al oso pardo, que preside unas magníficas vistas de los Picos de Europa. Hacía ya algo de frío, unos 11 grados. Así que guantes gordos y a bajar hacia León.

Con buen criterio, porque ya comenzaba a anochecer, nos saltamos el último punto turístico del día, el monasterio de San Miguel de la Escalada. Así que enfilamos directamente hacia León, a disfrutar de sus fiestas de San Froilán, de su elegantísima catedral iluminada y de las delicias del cocido leonés que nos llenó -y mucho- nuestros estómagos. Tras demostrarle a la Benemérita que una copa de vino mezclada con el cocido da 0.0 en su aparatito de soplar, acabamos un día que comenzó en tierras de leones athléticos, y acabó en tierra de leones leoninos.

Y el domingo nos lo tomamos con calma, a pesar de los casi 500 kilómetros de ruta programada hasta Zaragoza (a los que hay que sumarle los 300 más que siempre tengo que hacer hasta Barcelona). Así que nos fuimos a desayunar un pincho de tortilla y un croissant plancha a los pies de la catedral, para posteriormente pagar 5€ por persona para deleitarnos fugazmente de las vidrieras de la pulchra leonina. ¡Y mira que me encantan esas vidrieras! Tanto que una vez casi tengo un síndrome de Sthendal. Pero quizá por el día lluvioso o por tener que pagar entrada -me fastidia mucho tener que pagar para entrar en iglesias-, esa mañana me gustó mucho más el exterior que el interior de la catedral.leonUna vez eliminados los ya conocidos puntos turísticos previstos para ese día (las esclusas del canal de Castilla en Frómista y el monasterio de Santo Domingo de Silos), nos dispusimos a bregar con la lluvia y sobre todo con el viento en la autovía del Camino de Santiago. Porque sí, ahora podemos coger las autovías que hagan falta para recuperar tiempo. Toda una delicia que no valoras hasta que no las tienes. Comida cerca de Soria, ya sin lluvia y con el calor a las puertas, y llegada a Zaragoza sin más contratiempo que una amplia sonrisa en nuestas caras.

Porque así tienen que acabar mis rutas: con una sonrisa de satisfacción que contrarreste los muchos kilómetros recorridos. Esa sonrisa era doble. Por la nueva GS de la familia, y porque hemos vuelto a la carretera Y eso me encanta.

PD: por vez primera podéis disponer del rutómetro de la ruta del sábado (desde Santander a León) en pdf. Si no habéis viajado nunca con roadbook, os lo recomiendo. Es de las cosas legales más divertidas que se puede hacer sobre una moto. Bájalo de aquí.

3 comentarios en “De Bilbao a León. Hemos vuelto!

  1. carlos

    simplemente GRACIAS. Un viaje para hacerlo para disfrutar del paisaje y de la ruta.

  2. www.tildee.com

    Buenas es la tercera vez que visito esta website y me he decido a comentar.
    encanta este blog. Que ¿temautiliza? me gustaria poder usarlo
    para mi sitio pero no lo encuentros. ¿Es algún CMS
    como WordPress ?

    Si no molesta, no veo ningún marcador social como Facebook creo que deberiais tener alguno.
    Yo recomiendo Pinterest dado que es facil de usar

  3. smorchon Autor

    Hola!
    Pues no te sabría decir. Es un tema de WordPress, eso sí. Y lo uso desde hace algunos años, asi que no te puedo decir.
    Gracias por tus comentarios!

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